Rugby | Cuarta jornada del VI Naciones
Francia en Twickenham con el colmillo goteando
Harinordoquy : "Mi padre me enseñó a jugar a la pelota vasca (es de Bayona) y a odiar a los ingleses tanto como ellos nos odian a nosotros".
En Francia sostienen que la prueba irrefutable de que Darwin tenía razón al afirmar que el hombre viene del mono "es ver jugar a un inglés al rugby. No hay nada más primitivo". Hablamos, eso sí, de un cariño correspondido. En cierta ocasión, un notable seleccionador inglés advirtió: "La delantera de nuestra selección femenina tiene más agallas que la de esos franceses". Y en este marco incomparable de cuchillos volando se miden la peor Inglaterra de la historia (octava en el ránking mundial) y la Francia más rácana de la última década. O lo que es igual, el seleccionador más cuestionado de la historia reciente del rugby inglés, Martyn Johnson (el tipo que alzó la única Copa de campeones del mundo de Inglaterra), y Marc Lievremont, hijo del rugby champagne que ha instaurado el garrafón en esta Francia con síntomas de rugby paleolítico.
Desorientada.
Francia ha librado la presión mediática ganando a Gales, hecho que además la ha convertido en candidata al título. Pero llega desorientada: tres aperturas diferentes en tres partidos seguidos, Chabal desertando de la segunda línea para jugar en la tercera... Eso sí, pocas ocasiones van a tener de medirse a una Inglaterra tan accesible en Twickenham. A la delantera gala le gotea el colmillo. Harinordoquy : "Mi padre me enseñó a jugar a la pelota vasca (es de Bayona) y a odiar a los ingleses tanto como ellos nos odian a nosotros". Chabal, que juega en Inglaterra: "No juego para lastimar a un rival, pero que nadie espere favores".
Ante la batalla encarnizada que se avecina, Johnson ha alistado a un veterano de guerra, Simon Shaw (36 años). "Será un partido para hombres", se ha escuchado al seleccionador inglés. Y lo curioso es que a estas alturas del torneo ellos no se juegan nada. Aunque viendo a Francia enfrente y con la que está cayendo en Londres, nadie lo diría.