Janka es la atracción del descenso de Wengen

ESQUÍ ALPINO | COPA DEL MUNDO

Janka es la atracción del descenso de Wengen

El helvético Carlo Janka será una de las atracciones del descenso de Wengen -que se disputa mañana en la famosa pista del Lauberhorn suizo-, considerado, junto a Kitzbuehel (Austria), como la "segunda joya de la corona" alpina, al ser el más largo y en el que se alcanza la mayor velocidad punta del circuito.

Con salida a 2.315 metros de altitud, en el Lauberhornruecken, y llegada a 1.290, en la localidad de Wengen; el recorrido de 4.480 metros, el más amplio del calendario, mantiene durante dos minutos y medio en estado de concentración máxima a las estrellas del esquí mundial, que se deslizan entre la fina línea que separa el éxito de la tragedia. Casi 160 kilómetros a la hora. Esa es la máxima velocidad que se ha alcanzado sobre un punto concreto del trazado suizo, en el que sólo ganan, al igual que en el citado Hahnenkamm tirolés, los más grandes entre los grandes.

Al que en 1991 se asomó la catástrofe con la muerte, en uno de sus entrenamientos, de la joven promesa austriaca Gernot Reinstadler. Reinstadler, que contaba 21 años, se enganchó el esquí derecho con una valla antes de afrontar el muro de entrada en línea de meta y falleció horas después de dejar para la posteridad una de las imágenes más duras y escalofriantes de la historia de este deporte. Su compatriota Franz Klammer, probablemente el mejor descensista de todos los tiempos, destaca entre los que corrieron mejor suerte y encontraron la gloria en la estación suiza.

El ''Kaiser'' ganó Wengen hace 34 años con un tiempo de dos minutos, 35 segundos y 19 centésimas, marca que aún perdura como la quinta mejor de todos los tiempos. El récord lo detenta el italiano Kristian Ghedina, que en 1997 bajó el Lauberhorn a una media de 106,3 kilómetros por hora, en 2:24.23, mejorando los 2:25.76 que invirtió en 1989 Marc Girardelli, único en ganar cinco veces la general de la Copa del Mundo -lo hizo para Luxemburgo, a pesar de ser austriaco de nacimiento-.

Con un desnivel medio del 33 por ciento y una pendiente máxima del 93 -en el Hundschopf-, en el trazado helvético, en el que los espectaculares virtuosos de las dos tablas rozan los 160 kilómetros por hora -en el tramo final del Hanegg-Schuss-, otro austriaco, el mítico Toni Sailer encadeno cuatro triunfos entre 1955 y 1958, cuando aún no se había creado la Copa del Mundo. La plusmarca de victorias, sin embargo, la detenta Karl Molitor, que entre 1939 y 1947 añadió seis a las 23 que cuenta Suiza. Cuatro menos que Austria, que lidera la relación por naciones.

El último en ganar en el Lauberhorn fue el estadounidense Bode Miller, que hace un año encarriló su triunfo final en la competición de la regularidad bajando la mítica pista en de dos minutos y medio. Por delante del suizo Didier Cuche, que junto a los austriacos Michael Walchhofer y Klaus Kroell, partirá mañana como favorito. Pero la atracción será su paisano Carlo Janka, la gran revelación de la temporada, que hoy ganó la supercombinada de Wengen, donde el domingo también se correrá un eslalon. Janka, de 22 años, sorprendió a finales de noviembre en el descenso de Lake Louise (Canadá), en el que fue segundo tras salir con el dorsal 65. Hace un mes ganó el gigante de Val D''Isere (Francia), en la pista del próximo Mundial.

Y hoy, tras haber sido segundo en el ''recortado'' descenso de la combinada -por detrás de su compatriota Daniel Albrecht-, ganó la prueba mixta y se confirmó entre el cuarteto suizo integrado en los ocho primeros de una general que encabeza el austriaco Benjamin Raich, triunfador hace una semana en Adelboden, también en Suiza. Con permiso de las damas, que disputarán una supercombinada -mañana- y otro largo y técnico descenso (de 3.005 metros) -el domingo- en Zauchensee (Austria), el punto de mira estará en Wengen, donde en el entrenamiento del miércoles se impuso el citado Cuche (en 2:32.19) y en el segundo y último, del jueves, lo hizo el esloveno Andrej Jerman -dos centésimas más rápido-. A partir de las 12:30 (11:30 GMT), la emoción está servida.