Los cowboys invaden el viejo Madison
El mítico pabellón de Nueva York acogió a las estrellas del rodeo.
Buffalo Bill se sentiría tan orgulloso de todos ellos. De jóvenes cowboys como Cord McCoy, Harvey Stewart, Trevor Brazile, Chris Shivers y JW Harris, la nueva generación de profesionales del rodeo de Estados Unidos que este fin de semana ha llegado con sus caballos, sus pistolas de pólvora mojada, sus toros, sus sombreros de ala ancha y sus chicas al Madison Square Garden. El viejo pabellón acoge los partidos de basket de los Knicks (NBA), NY Liberty (WNBA), Rangers (hockey hielo) y allí se han dado grandes veladas de boxeo (Ali, Frazier...), atletismo (Millrose Games), el Masters femenino de tenis, el sorteo del Mundial de fútbol, conciertos, convenciones políticas... Y ahora rodeos.
El olor a paja, a excremento de toro de 600 kilos, a cerveza fría, a hamburguesa y a perritos calientes se ha mezclado con el bramar de los animales y las risas de las mujeres embutidas en vaqueros, que rodean a los cowboys y que aceptan con placer piropos de la grada.
El rodeo es un deporte y no un circo, aunque los payasos y las bromas siguen formando parte del espectáculo para atraer a aficionados y a niños. Disfrutan de lo lindo con los jinetes, que tienen que estar sobre los toros durante diez segundos resistiendo empellones.
Los rodeos son muy populares en todo el suroeste de Estados Unidos, principalmente en Tejas, Nuevo México y Arizona. Durante casi nueve meses de temporada y 80 rodeos, reúne a miles de aficionados en pabellones y estadios. La CBS y la Fox congregan delante del televisor a más de 100 millones de espectadores cada jornada.
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Sólo unos cuantos, de los 1.000 miembros de la Asociación de Montadores de Toros Profesionales, viven de este deporte, que recibe cada vez más dinero de la televisión y de los patrocinadores. La mayoría trabaja para llegar a fin de mes en ranchos de Montana, Tejas, Wyoming o Nevada atrapando vacas, domando caballos y conduciendo tractores.
Cada diciembre se organiza la Final de Rodeo Nacional con los ganadores de cada una de las 17 especialidades del circuito y cuenta con un premio total de unos cinco millones y medio de dólares. Guilherme Marchi fue el jinete mejor pagado el pasado año, con cerca de 1,5 millones de dólares. "Hay muchas formas de ganarse la vida, pero no conozco una que sea tan excitante y divertida como ésta", asegura Tom McFarland, uno de los jinetes que ha estado en el Madison Square Garden.