La cuarta de Cal

Pekin 2008 | Piragüismo | C1-500 metros

La cuarta de Cal

La cuarta de Cal

pepe andrés

Y segunda consecutiva en Pekín, plata en C1-500

Lo había advertido David Cal. "Maxim Opalev está muy, muy fuerte". El ruso es un toro al que adornan el campeonato del mundo de C1-500, una plata en Sydney y un bronce en Atenas. Le faltaba el caramelo. Y lo obtuvo ayer en el canal de Shunyi, en el que entró (1:47.140) por delante de David Cal (+1.257) y del ucranio Iurii Cheban (+1.626). Fue una batalla de colosos, un mano a mano en condiciones perfectas: sin viento, con una carrera rápida, con 32º C de temperatura.

El gallego repitió el mismo lugar del cajón que en los pasados Juegos, a los que se suma la plata del C1-1.000, pero de su gesta queda el dato de ser el único palista que ha ganado medalla en las dos distancias. Ningún otro lo ha conseguido en Pekín. Sólo el chaval de Cangas de Morrazo, que con 25 años ha estado a punto de convertirse en el deportista español más laureado (le gana Joan Llaneras con dos oros y dos platas y él acumula un oro y tres platas). El futuro tiene ojos azules, poca labia y un corazón que palea a 190 pulsaciones por minuto. Un motor que ha realizado 14.000 kilómetros en este ciclo olímpico para colgarse dos oros. No se los lleva, pero ahí queda su trabajo en condiciones espartanas en el Salto de Saucelle durante los últimos 53 días. Sufriendo con calor y silencio.

Mareado. Ayer salió mucho mejor que el viernes, entró tercero en los 250 metros y se vació para dar caza a Opalev mientras notaba el aliento de Cheban, Goubel y Zhukovski en el cogote. Un esfuerzo anaeróbico intensísimo, de velocista, que le dejó exhausto y feliz con la plata. "El ácido láctico se le sale por las orejas", describió Suso Morlán, su técnico. Ese lactato se produce cuando hay demasiada demanda energética y el cuerpo no puede eliminarlo. Cal se tuvo que ir a la zona médica totalmente mareado. Le obligaron a ir al podio y vomitó allí mismo. El esfuerzo que había realizado durante dos días le dejó reventado. Roto, pero con dos medallas que adquirirán más valor según pasen los días y se difumine el reflejo del oro que Cal vino buscando a Pekín.

David Cal: "Al final me agarroté"

"Conseguí una plata que me deja más contento que la del C1-1.000, porque en esa prueba tenía más opciones que en la de 500 metros. Salí mucho mejor que el viernes, pero la salida no es tan importante. Los que salen demasiado rápidos al final suelen acabar detrás. Hubo un momento en que iba delante de Maxim Opalev, pero traté de subir el ritmo y se me agarrotaron los antebrazos. No estoy tan contento como quisiera, pero es un buen resultado. Las dos medallas de plata también me satisfacen".