Yo digo | Juan De Dios Román
Queda una medalla por la que jugar
No hay tiempo para llorar porque el bronce está en juego. Los análisis y reproches, a la vuelta. La competición continúa con los altibajos habituales pero la realidad es evidente: sin hacer mucho optamos a medalla. Yo viví una situación similar en Atlanta y en Sydney y sé que no debe perderse un segundo en lamentaciones de lo que pudo ser y no fue.
Los croatas, de nuevo enfrente; con evidentes problemas físicos en su primera línea, con Balic, Valcic y Metlicic renqueantes pero con sabiduría en el control de la situación. Su inferioridad física se evidenció en la semifinal contra Francia pero interpretó el partido como convenía a sus intereses: control, un ritmo pausado casi en pasividad y paciencia.
Difícil rival. Mantiene el clásico 3:2:1 que apareció en Múnich 72 de la mano del irrepetible Vlado Stenzel. Defensa cerrada que alterna como avanzado del sistema al durísimo Vori con Sprem, y tiene a Dominikovic en el eje de operaciones. Buscan la superioridad numérica en la zona del balón pero en su precariedad física aparecerán lagunas a explotar. Aprovechemos la última opción de medalla y recordemos que es necesaria una mayor aportación de goles a distancia. Sin duda, mañana la clave será la actitud colectiva, el orgullo y las cabezas de cada uno en su sitio.