La ceremonia inaugural tuvo demasiado truco

Fue todo real en la imponente ceremonia inaugural de los Juegos? La verdad es que comienzan a conocerse detalles que invitan a la sospecha. Dos, de momento, y graves. ¿Recuerdan ustedes a la preciosa niña de siete años que cantó en un momento especialmente emotivo de la ceremonia? Pues no sólo fue play back, sino que su voz no fue la suya sino la de otra niña china, pequeña y gordita, a la que, informó la prensa internacional, los organizadores no dejaron intervenir "pues su físico no estaba en consonancia con la belleza de la ceremonia".

Más madera. Uno de los instantes de plástica belleza fue el encendido, barrio a barrio de Pekín, de fuegos artificiales en forma de aros olímpicos, que se disparaban formando un conjunto hasta el último, ya en el estadio olímpico. Pues no: sólo éste fue real; los demás, simples (aunque meritorias) figuras creadas por ordenador y que se fueron pegando a la transmisión que llevó el acontecimiento a los hogares de todo el mundo.

Li Ning.

¿Habrá más? Los más divertidos preguntan por Li Ning, el mítico atleta al que izaron sobre la tribuna de El Nido para que encendiera el pebetero desde el lugar más alto de la historia. En cuanto éste se prendió, Li Ning dejó de aparecer en pantalla. ¿Fue puesto en órbita?, se preguntan los más osados. ¿Se cayó?, cavilan los tremendistas. ¿Sigue por las alturas... o también fue una ilusión creada por el ordenador? La ceremonia fue extraordinaria, pero con truco.