Jaime Lissavetzky
"¿Las 23 medallas? Sí, ¡PO-DE-MOS!"
Ayer viajó a Pekín al frente de la segunda expedición a los Juegos, que para él serán sus segundos. Desde el CSD vive el gran momento de gloria del deporte español.
En Atenas fueron 19 medallas; en Pekín serán una veintena, ¿no?
No se puede precisar, pero sí, por ahí tendrán que estar. En las últimas ediciones de los Juegos nuestro número de medallas ha sido muy similar, cuando no idéntico, al de medallas en los Mundiales de los deportes olímpicos del año inmediatamente anterior. Y si éstas fueron 22 en 2007...
Pues 19 en Atenas y 22 en Pekín hacen un total de 41. ¿Sabe que va a ser el secretario de Estado para el Deporte con más medallas?
Ja, ja, ja. No, hombre, no. Las de Atenas las viví, pero sólo llevaba cuatro meses en el cargo. Éstas sí que me hace ilusión verlas; cuando el PSOE ganó las elecciones le hice saber al presidente del Gobierno mi deseo de continuar al frente del deporte, porque estos han sido cuatro años muy intensos y los Juegos vienen a ser un test del trabajo realizado conjuntamente con el COE, con las Federaciones, con el ADO...
Sí, porque usted dijo después de Atenas que se había acabado un ciclo y se abría un período de nuevos planteamientos.
Y así ha sido. Han sido cuatro años de trabajo para intentar superar unas condiciones de competencia que nos van a resultar muy difíciles. Por el cambio de continente, por el calor, por la humedad, etc. Lo que hemos intentado es que a nuestros deportistas estas condiciones les afecten menos que a otros viajando cuando ellos quisieran o teniendo concentraciones en China, que por algo somos el país europeo con más convenios deportivos con China. En definitiva, para estos Juegos hemos hecho un traje a la medida para cada deporte.
Entonces, y hablando de las 23 medallas que superarían las 22 de Barcelona, el lema es PO-DE-MOS, como en la Eurocopa y en Wimbledon.
¿Las 23 medallas? Sí, ¿PO-DE-MOS!, sin duda. Podemos, porque tenemos más de 30 posibilidades claras de medalla. Luego serán 17 o 23, ¡pero cómo no pensar en que pueden ser 23! Sólo con la vela, el ciclismo y el tenis podemos sumar más de diez. Y nos queda el triatlón, el baloncesto, el balonmano, el atletismo, la sincronizada, la gimnasia, el piragüismo, el judo, el hockey...
¡Oiga! Pues sí que pinta bien esto.
Pues sí, porque vivimos un momento dulce. Sin caer en la autocomplacencia, no se puede negar la realidad de que estamos muy bien. Y si encima cuidamos hasta el más mínimo detalle, que para los equipos de hockey construimos una pista idéntica a la que se van a encontrar en Pekín.
O sea, que aquello que dijo tras los Juegos de Atenas de que teníamos que copiar el modelo australiano, ya nada.
No, no. Australia sigue siendo un país que con la mitad de habitantes gana el doble de medallas que nosotros. Recuerde que fueron 49 en Atenas. Seguimos estando a años luz del modelo australiano, donde el 90% de la población practica deporte por el 40% nuestro. Estamos en el buen camino, porque en cuanto a práctica vamos subiendo y en cuanto a adelantos tecnológicos también, como reconocieron los australianos cuando vinieron a vernos. Ahora ya empezamos a tener en el CSD unos avanzados aparatos para mejorar la biomecánica de muchos deportes.
¿Y si alguien de otro país le pidiera que explicara el modelo español? Porque después de los triunfos en el Giro, el Tour, Roland Garros, Wimbledon y la Eurocopa...
Pues es un modelo que se autoabastece. Parte de que la sociedad concede cada vez mayor importancia al deporte. El 51% de la población cree que los éxitos son producto de una cuidadosa planificación. La sociedad acepta el deporte, lo introduce en su cultura, lo practica, se crea una bola y comienza a autoabastecerse.
Esto es la teoría. ¿Podría ponerme ejemplos prácticos?
Mire, tener a los Nadal, Gasol o Alonso no tiene mayor mérito porque en el deporte profesional se vale o no se vale, y ellos valen. Lo difícil es que nos salgan los Cal, Mengual, Deferr, porque dependen mucho de las ayudas públicas que les puedan llegar. Hay que crearles un clima adecuado para que puedan entrenarse y llegar a lo más alto. Esto se consigue con mejores becas, con mejor trato fiscal y con mayor financiación. En este sentido nuestro modelo es innovador. El año pasado, más de dos mil deportistas pudieron beneficiarse de estas ayudas. Así se va rodando esa bola de la que le hablaba; cuanto más ruede más grosor va cogiendo. Ya hemos perdido el miedo a competir y lo hacemos sin tabúes.
Nuestros vecinos así lo reconocen, pero en Francia, en Italia, dejan caer sospechas de que cierta tolerancia con el dopaje también ayudaría.
Pues se equivocan. Sería de mal gusto referirme a últimos casos habidos allí. En este sentido me quedo con las palabras de Patrice Clerc, presidente del Tour, quien dijo que no buscaban tramposos por nacionalidad, sino por tramposos. Aquí hemos sido y somos valientes y vanguardistas en la lucha contra el dopaje. De lo contrario no hubiéramos sancionado a un ganador de la Vuelta, ni a un popular futbolista, ni hubiera salido adelante la Operación Puerto. Nuestro deporte no está bajo sospecha. ¿Cuántos controles pasan nuestros deportistas? ¿Cuántos Contador y Nadal?
Pero no se puede decir que los controles sean muy efectivos. Manzano: 47 controles y ningún positivo. O el Tour: se aprueba un método de detección de la EPO y nos pillan.
Es cierto que aún hay sustancias de difícil detección, pero los tramposos saben que el cerco se va estrechando y cada vez se arriesgan menos. También hay que destacar que gracias a nuestras operaciones, que no ha sido sólo la Operación Puerto, se ha evitado que salieran al mercado millones de dosis dopantes, incluso hormona del crecimiento. Así que todos tranquilos y a disfrutar de los Juegos.