David Cal doma el calor y ensaya como abanderado

JJ.OO Pekín 2008 | Actualidad

David Cal doma el calor y ensaya como abanderado

David Cal doma el calor y ensaya como abanderado

dani sastre

Se entrena en el Salto de Saucelle, donde hay hasta 42º

David Cal, medalla de oro en C-1 1.000 y plata en C-1 500 en Atenas 2004, probó ayer en el embalse del Salto de Saucelle (Salamanca, cerca de la frontera con Portugal) cómo le sentará el próximo 8 de agosto portar la bandera española en la ceremonia inaugural de los Juegos de Pekín. "Me hubiera gustado más llevarla en la clausura, como en Atenas -bromeó ayer por teléfono-, porque eso indicaría que mis resultados fueron los mejores. Pero no he estado en ninguna apertura y por supuesto es un honor y un orgullo encabezar a tantos grandes deportistas".

La renuncia del gimnasta Gervasio Deferr, que era el elegido al ser el más laureado (dos oros), debido a que tenía que competir un día después, pasó el testigo al palista gallego, que no tenía pensado ni asistir. "Así es, porque lo veo un poco incompatible con la competición, en la que debo entrar descansado. El problema no es el desfile en sí, sino las horas de espera, pero la experiencia merecerá la pena", justificó.

Su entrenador, Suso Morlán, no se lo pensó cuando recibieron la llamada de Alejandro Blanco: "Estoy muy contento por él, porque ese honor es para los elegidos, y David está entre ellos. Así que si hay que estar siete horas de pie, se estarán. Faltaría más".

Suso y David afinan su puesta a punto solos. Alojados en el complejo de turismo rural Aldeaduero, un antiguo poblado de Iberdrola, perdiendo peso (de los casi 100 kilos en los que ha llegado a estar a los 86 con los que se presentará en China) y, sobre todo, haciendo las series más exigentes con un calor parecido al que se encontrarán en Shunyi, un distrito al norte de Pekín. "Llegamos hace un mes y la primera semana lo pasé muy mal, incluso cogí una insolación y tuve que estar día y medio parado, con fiebre. El termómetro ha llegado a marcar 42 grados a las once y media de la mañana", resopla el abanderado.

Similar a Shunyi.

Este era uno de los factores que más inquietaban a Morlán. "Me preocupaba mucho, pero con el calor ya hemos empatado. Este clima, dos grados arriba o abajo, se asemeja mucho al que nos encontraremos allí. Es verdad que la primera semana lo pasó fatal, pero ya está superado", cuenta su preparador, que ya sólo confía en que no haya viento en contra en el canal olímpico porque lastra a su pupilo.

El pontevedrés ya piensa en convertirse en el español con mejor palmarés de la historia, y por eso no quiere distracciones. Descansa y se entrena. Navega por internet y se entrena. Se da una vuelta por el pueblecillo y se entrena. Y lee: Sangre, traición y muerte, una historia sobre el narcotraficante Pablo Escobar. No se ha traído música. La única que quiere escuchar es la de las fanfarrias en Pekín.