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Rugby | Seis Naciones

Dilema en París: aliento inglés o perfume francés

La Francia más descarada se prueba en el clásico

Marc Lievremont nació en el 68, una señal. Y en Dakar, lejos de París, otra señal. Quizás por ello la primera decisión que tomó al hacerse cargo de Francia fue ruralizarla. Sacarla de París, donde Laporte la había enclaustrado hasta burocratizarla.

La esencia de esta exuberante Francia se localiza ahora al sur, en los viñedos de la región de Languedoc-Rousellon. Custodiado por el Mediterráneo, la Provenza francesa, los Alpes y los Pirineos, en este delicioso rincón apenas se hablaba de rugby. Sin embargo, la irrupción del Toulouse y Montpellier ha configurado un nuevo mapa oval. Ahora el XV del gallo se alimenta del flair del Stade Toulousian y del descaro del Montpellier. Filosofía inculcada en el ADN de sus jugadores: Heymans, Clerc, Elissalde, Dusatoir, Trinh-Duc, Ouedrago, Picamolles... Cultiva la intuición y la diversión, valores arraigados en ambas escuelas y grabados en los genes de Lievremont, ganador del mejor partido de la historia de los Mundiales, la orgíastica semifinal del 99 entre Francia y la Nueva Zelanda de Lomu y Umaga. Lievremont, flanker conocido como El Secador, militaba en el XV que arrolló a los All Blacks (31-43): Soulett, Ibañez, Tournaire, Pelous, Benazzi, Lievremont, Magne, Juillet; Galthie, Lamaison; Dominici, N'tamack, Dourthe, Bernat-Salles y Garbajosa.

Él ha devuelto las burbujas al rugby galo con la ayuda de Milou N'tamack. Han rescatado el alma de "los librepensadores del rugby", herencia de Mayo del 68, primavera en la que Francia conquistó su primer Grand Slam abanderando el rugby de champagne al grito de "el aburrimiento es contrarrevolucionario". Horas después estallaba en París el Mayo francés.

Vietnam-España.

Hoy portan el estandarte dos jóvenes. Un veinteañero de origen vietnamita (Trinh-Duc) y un niño de 19 años de ramalazo español (Parra). Y lo harán ante Inglaterra, cuya reserva espiritual se localiza en los confines del Norte, en los rocosos yacimientos de carbón de Newcastle. Selección granítica que no produce el rugby industrial pretendido por su seleccionador, Brian Ashton. Sus delanteros llegan tarde al apoyo, descompensan a sus terceras y crean superioridad rival. Pero a Wilkinson siempre le quedará París, su campo talismán. Y estrena medio melé: Wigglesworth, enésimo que prueba suerte junto a Jonny. Atrás formará la línea un Vainikolo desmoralizado, un desquiciante Sackey y un Balshaw desquiciado. Arranca el clásico, Le Crunch: Francia o Inglaterra. Norte o Sur. Vino o roca. ¿Playa o adoquines?