Escocia tiene una delantera dura, pesada. Es más fácil rodearla que moverla. Arrobas de plomo al servicio de la pierna de Paterson, un arma de precisión. Pero juega a ritmo diésel y es muy previsible. Demasiado pobre. Gales, sin embargo, tiene un ritmo más vivo y alegre. Usa gasolina. Además atrás luce un zaguero de buena cabeza y mejores manos, Byrne, y por delante de él a Shane Williams. El ala de los Ospreys afirma que disfruta más desde que tuvo a su hija Georgie, que iba a ser un niño y estuvo dos meses sin tener nombre. Ahora no está presionado, se divierte. Y con él Gales y el Millenium. Lleva tres ensayos en dos partidos. Pero no está solo. Con él juegan los Jones, Hook (6 de 6), Martyn Williams. Ojo a Gales, sigue creciendo. Y disfrutando.