Rugby. Mundial de Francia | Francia 9 - Inglaterra 14
Wilkinson Díaz de Vivar
Un maltrecho Jonny metió a Inglaterra en la final y tumbó a Francia
Wilkison liquidó el champagne con Casera de Laporte. Sin brillantez ni excelencia, pero el mejor jugador de las Islas, de Europa, del planeta y de todos los tiempos ha impartido la justicia oval. Francia dio la espalda a su tradición y lo ha pagado. Demasiado caro.
A los 20 segundos Gomarsall levantó un ruck con una malintencionada patada al pasillo del ala ciego, donde surgió Traille, el zaguero perpetrado por Laporte. El galo perdió pie y Lewsey le arolló posando el ensayo. Ocho minutos después Elissalde levantó un maul, transmitió a Beauxis y éste se jugó un drop desde 50 metros. Dos jugadas, dos actitudes. Una intrépida, la otra contemplativa. Síntomas de su trayectoria en este Mundial.
Francia arrancó tensa, con dudas atrás de Traille y Marty. El tiempo y la pujanza gala mudaron el partido a campo inglés. La fiereza local arañó un par de golpes que el espídico Beauxis utilizó para adelantar a los suyos. Inglaterra sufría y sólo las diagonales de Wilkinson cruzaban a territorio enemigo. El juego era tenso, cauteloso, plomizo. Había más ganas de no perder que de ganar. Los galos (80 kilos de déficit en delantera) imponían su juego de continuación sobre un lento paquete inglés que cerraba tarde. Pero su cuerpo de bomberos, Catt, Robinson y Wilkinson, la vieja guardia, apagaban raudos los fuegos. Al descanso Francia daba la sensación de tener más testosterona que neuronas. Músculo previsible. Inglaterra, pese a mostrar un perfil rácano, dispuso de otra ocasión para ensayar. Una melé a cinco del ingoal galo que Gomarsall regaló.
Dejaron el toro vivo.
Del vestuario salió Inglaterra altiva. Probó las rodillas de la delantera gala. Beauxis rentabilizó un golpe y los de la Rosa rozaron el ensayo por medio de Moody. Inglaterra amagaba, pero le faltaba punch. Por si acaso Wilkinson oxigenaba a los suyos con otro golpe (9-8). A tiro, a un drop de distancia. En el minuto 50, con el partido efervescente, Michalak asomó en la banda. Laporte descorchaba el champagne. Pero los picadores franceses dejaron demasiada viva a Inglaterra a sus banderilleros.
Entraba el partido en la recta final cuando un drop de Jonny se topó con el palo. Partido abierto, pizarras hechas trizas y dos genios en el campo: Michalak y Wilkinson. D'Artagnan y Harry Potter. Francia moría con todo: Dominici, Jauzion, Clerc, Fred... Pudieron apuntillar al rival, pero una jugada de su línea murió con Chabal a tres metros del ingoal. Entonces Ashton activó a Dallaglio, el Chabal inglés. Ambos evacuaban el partido de su campo evitando a los pistoleros contrarios. En una carga de la infantería inglesa Swarzeski regaló una corbata a Robinson. Otra muesca para Jonny (9-11). Cinco minutos. Inglaterra ya había estado allí: kilos, experiencia y Wilkinson. Y ocurrió, como en Sydney. Balón atrás, drop del maltrecho Jonny y adentro. Wilkinson Díaz de Vivar volvía a meter a Inglaterra en la final. Laporte moría a la mano en la 22 rival... Demasiado tarde.
Final inédita en el Mundial
Inglaterra nunca se ha medido en una final del Mundial ni a Suráfrica ni a Argentina. Los ingleses han disputado una sola final, ante Australia. Mientras que los surafricanos han jugado otra ante los franceses en el 95. De ahí que pase lo pase en la semifinal de hoy, el Mundial tendrá una final inédita entre Inglaterra y un país del hemisferio sur. Los Pumas y los Springboks se la juegan hoy.