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Rugby: Mundial de Francia | Francia 20 - N. Zelanda 18

El Robespierre del rugby ejecuta a los All Blacks

Laporte cuela a Francia en semifinales con ayuda arbitral

<b>HAKA GRIS. </b>Chabal se mostró desafiante durante la haka y Cardiff vivió un colorido duelo entre ambas aficiones.
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Francia aún aspira a ganar su Mundial. Su equipo de jugones, ese que Laporte dejó en el banquillo, le ha metido en semifinales dando un escarmiento a su mísero planteamiento. Francia especuló en el primer tiempo, mostró ese perfil que ha promovido Laporte aniquilando el rugby de champagne y aparcando a Michalak, Poitrenaud, Dominici y tantos otros. Pero el rugby es más grande que Laporte, más grande que los All Blacks y más grande que el sibilino arbitraje de Barnes, que no reprocharán los neozelandeses.

El rugby es un deporte que venera el honor, el orgullo, la historia y la tradición. Y rugby, también es, presumen los galos, "una provincia de Francia". Pues bien, ayer Francia humilló a Nueva Zelanda, al no tener la deferencia de dejar jugar de negro a los All Blacks, y Laporte humilló al rugby sacando un XV mezquino. Jugó a no perder, con una línea plagada de escudos ante otra repleta de bayonetas. Patadas evasivas, paños calientes. Francia presionó de inicio, sacó las uñas porque no quería tener a los kiwis jugueteando en su 22, pero los All Blacks se quitaron de encima a los franceses con las patadas de Carter. Todas fuera, forzando line-outs donde Williams complicó el trabajo de los segundas del gallo. Nueva Zelanda se desperezó y rentabilizó dos contras con un golpe centrado de Carter en el minuto 13. Con ello prendió la mecha y sus tres cuartos comenzaron a buscar el intervalo. Un gran contrapié de McAllister fue posado por Williams... pero Clerc le había sacado ya del campo. Segundos más tarde el propio McAllister volvía a la carga entrando por el intervalo, y tras un tuya-mía con Collins, posaba el balón. Los alas kiwis descifraban los intervalos y los terceras leían la continuidad. Francia trataba de esconder la bola, Nueva Zelanda, de jugarla.

Tener la bola.

Los All Blacks ganan porque son más fuertes, más rápidos y porque lo hacen más sencillo. Cuando un neozelandés es placado, siempre tiene dos alternativas para transmitir la bola. Y si un jugador cae al suelo y libera la bola, siempre es un all black el primero en llegar. Gana el off load y mandan en el breakdown. Pero para jugar así hay que tener la bola. Si la tiene el rival, mal asunto.

Francia se asfixiaba al descanso hasta que una postrera patada de Beauxis (10-3) les oxigenó. Una tabla convertida en petrolero tras anotar otra mientras McAllister enfilaba el sin-bin. En esos diez minutos de inferioridad Francia logró un 0-10, igualando el tanteador. Y lo hizo jugando a la mano, fiel a su esencia, a su filosofía.

Los titulares galos se amontonaban reventados en el banquillo obligando a Laporte a dar la alternativa a los "previsiblemente imprevisibles". Enfrente, Carter y Kelleher dejaban su lugar a Leonard y Ellis. Laporte se relamía... El resultado le sonreía, la estadística le dejaba en evidencia: 111 placajes galos por 29 kiwis. Unos jugaban, otros... Y entonces Traille, en un avant de libro, conectó con Michalak, que emprendió una carrera entre violines y pétalos de flor. Fred hizo la cruz con Jauzion, otro achampanado, que posó el ensayo definitivo. Nueva Zelanda murió en la 22 gala, pero Francia limpió dos rucks por fuera con la connivencia del árbitro, que no concedió una misera ventaja a los All Blacks. Francia ganó jugando a la mano, como en Twickenham en el 99. Un juego denostado por Laporte, el Robespierre del rugby. Corren malos tiempos para la lírica. Y para el rugby, sospecho.

Se revivirá la semifinal del año 2003

Hoy se miden Suráfrica y Fiyi a las 15 horas y Argentina y Escocia a las 21 horas buscando un puesto en la segunda semifinal del Mundial. Los equipos del hemisferio norte se quedaron sorprendentemente fuera de la primera semifinal, que revivirá el duelo entre ingleses y franceses que ya se vivió en el Mundial de Australia de 2003. En aquella ocasión Wilkinson le ganó el duelo a un irregular Michalak. Aquella noche llovió, lo que dificultó el juego a la mano de los franceses. Laporte aún respetaba el juego a la mano galo. No se espera lluvia en Saint Denis el próximo sábado 13 de octubre. Francia tiene ganas a Inglaterra, pero Wilkinson ya sabe lo que es ganar a esta Francia de Laporte. Vòila!