Rugby | Mundial de Francia
Laporte enfila la guillotina
Nueva Zelanda es favorita ante Francia y Cardiff será neozelandesa
El parlanchín Bernard Laporte soñaba encontrar la playa bajo los adoquines de París el 20 de octubre (final del Mundial), sin embargo, la derrota ante Argentina le obliga a ser realista y pedir lo imposible: ganar a unos enfurecidos All Blacks en territorio hostil. Porque Francia jugará en el Millenium como pago a viejos favores galeses. Cardiff puede ser el cadalso para un Laporte que se lleva con él a una generación histórica de jugadores: Ibañez, Pelous, Betsen, De Villiers, Dominici...
En enero de 2000 se hizo cargo del XV del gallo con un órdago: "Vengo a subir un escalón en el Mundial". Francia fue segunda en 1999, ergo... Y lo fue tras vencer a Nueva Zelanda en semifinales en una de esas batallas que cuentan los abuelos a sus nietos. Las Termópilas, Waterloo, Normandía, Trafalgar... y Twickenham. Jugando a la mano, con un Lamaison imperial, Francia homenajeó a su legendario rugby de champagne. Hoy ocho años después, el champagne está caliente y no tiene burbujas.
Laporte ha vulgarizado su equipo. Le ha cambiado el paso, el gusto y el color de la camiseta, algo que tiene efectos colaterales: los All Blacks vestirán de gris. El futuro ministro de Deportes no entiende de diplomacias, deferencias ni leyes no escritas. "Recordarán esta afrenta, se tragarán el gris", bramaba un ilustre neozelandés en un rotativo inglés. El partido huele a redoble a Kapa O Pango en la Haka, a gaznates rebanados...
En lo deportivo el duelo será desigual de los flankers hacia atrás. Las primeras están copadas de viejos zorros, mientras en la segunda Ali Williams tensará las arrugas a Pelous. No obstante, será en la tercera línea donde los neozelandeses desfondarán a Francia. La tercera kiwi es la mejor del mundo en la continuación. McCaw es el delantero que mejor lee el off load (contacto y transmisión) y So'oialo ahí le anda. Y a su lado la bestia parda del Mundial: Jerry Collins. Jugadores que limpian rucks, apoyan el pick and go, fríen un calcetín y cosen un huevo. Laporte reservará a Chabal fresco para la hora del apocalipsis, allá por el minuto 60. En los medios, Elissalde y Kelleher, duelo parejo, procurarán un pasillo de seguridad a sus aperturas. Carter es el jugador total, el elegido, el jedi. Y Lionel Beauxis es la última burbuja de la botella, uno de esos jugadores "predeciblemente impredecibles". Por último, atrás la cosa cambia. Nueva Zelanda es más afilada. Henry ha sacrificado un escudo para alinear otra bayoneta como centro (Muliaina). Junto a él, Sivivatu y su primo Rokocoko parecen mucho toro para Marty y compañía. Y encima Traille debuta con picadores como zaguero. Geypermans sin brújula ante cíclopes con telemetría.
Laporte parece enfilar la guillotina en el cadalso de Cardiff. Con él se irán años oscuros. Hoy es un buen día para buscar arena bajo los adoquines. Arena de las playas de Nueva Zelanda.