Rugby | Mundial de Francia
Georgia y Samoa ya no se marcharán en blanco
Cayeron Namibia (30-0) y Estados Unidos (25-21)
Georgia y Namibia sólo se jugaban ayer el honor. No sólo ese honor de no quedar última del grupo D, sino la distinción de ganar por primera vez en su historia un partido en un Mundial. Sólo la Ley de Murphy podría haberlo evitado en forma de empate, pero las leyes de la contradicción no triunfaron esta vez. Sí lo hizo Georgia (30-0), que se doctoró ante una Namibia que tendrá que esperar a futuras ediciones.
Namibia es una provincia rugbística de Suráfrica. Los springboks han echado siempre sus redes a los mejores jugadores vecinos. O lo que es lo mismo: los ases namibios prefieren, si pueden, vestir la camiseta surafricana. Eso sucede con Percy Montgomery, el zaguero de los springboks y líder de puntos del torneo, cuyos orígenes namibios no le han impedido batir el récord de internacionalidades con Suráfrica.
Namibia es a Suráfrica lo que Tonga y Samoa a Nueva Zelanda en Oceanía. Dos pequeños países polinesios que históricamente han servido de cantera a los All Blacks, aunque ya han demostrado que también pueden ser independientes con el balón ovalado.
Samoa, que ayer salvó el honor con apuros frente a Estados Unidos (25-21) en otro duelo de colistas, se perfilaba como la posible revelación del Mundial. Muchos de sus jugadores juegan en Europa y, además, están dirigidos por Michael Jones, estrella all black de aquella Nueva Zelanda que se proclamó campeona en 1987. Pero no ha cumplido las expectativas.
La bandera de equipo revelación les ha sido arrebatada por sus primos hermanos polinesios de Tonga, que ocupan la segunda plaza del Grupo A a la espera de su decisivo partido de mañana (hoy no se celebra ningún encuentro) contra la Inglaterra del reaparecido Jonny Wilkinson. La Polinesia amenaza a Europa.