Rugby | Mundial de Francia
Francia se la juega ante la conjura de Croke Park
Irlanda busca vengarse y echar a los anfitriones
Hoy, 21 de septiembre a las 17:00 horas en Saint Denis (21:00 en C+ Deportes), custodio de la grandeur deportiva francesa, Irlanda saltará a cumplir una promesa, la que hicieron sus jugadores en la conjura de Croke Park: derrotar a Francia "ante su gente, en su Mundial".
La historia arranca el 11 de febrero, en la puesta de largo del rugby irlandés en el templo del deporte protestante, el fútbol gaélico, Croke Park, Dublín. Irlanda acudía sin Brian O'Driscoll y Peter Stringer. Sin embargo, el partido pintaba bien, especialmente tras una transformación de O'Gara que parecía certificar el triunfo irish en el minuto 77, 17-13. Pero dos más tarde el ala francés Vicent Clerc rompió la línea irlandesa y posó un ensayo que, unido a la conversión de Beauxis, dio el triunfo a los galos y dejó mudo a Croke Park.
Aquel día, al finalizar el partido, O'Driscoll congregó a sus compañeros en las tripas del estadio y juramentó devolver el golpe a Francia, esta vez "ante su gente, en su Mundial". Así dejarían a los galos cruzados en medio de la vía por la que circula la locomotora All Black (el cruce de cuartos). Pero ni en las más optimistas cábalas podían imaginar que tendrían la opción de condenar a Francia a la guillotina en la plaza de La Concordia.
Intrépidos.
Al partido concurren ambos maltrechos. El dilema francés, malherido por la derrota inaugural, es sobrecogedor: ganar o morir. Advertía Napoleón, retratando sin saberlo al seleccionador galo en el debut: "El verdadero perdedor es quien tiene tanto miedo a no ganar que ni siquiera lo intenta". Quizá por ello Laporte mostrará su perfil más intrépido. La nómina gala para la contienda respeta estilo y esencia, con Elissalde y Michalak en los medios. Adelante busca continuidad en el breakdown y los rucks con Chabal de segunda, y una tercera tan inédita como dinámica a campo abierto con Betsen y Dusatoir. Sorprende la suplencia del alfil Jauzion.
Irlanda llega debilitada por la baja de Stringer, medio melé a quien O'Sullivan ha arrancado los galones. Manda al novicio Eoin Reddan. Irlanda llega pasada de forma, atrofiada y saturada de rugby. No obstante, subestimar a un irlandés es hacerle un favor. El trébol se aferrará al talento de O'Driscoll y D'Arcy o a la pierna de O'Gara, armas de destrucción masiva. No son favoritos, pero es Irlanda y está conjurada. El parisino más célebre de Irlanda, el escritor Samuel Beckett, confesaba "odiar la televisión. Salvo si hay rugby y juega Irlanda". Hoy hay rugby y juega Irlanda. Hagan caso a Beckett. No se lo pierdan.