Sir Wilkinson acude al rescate desde el infierno al rescate

Sir Jonathan Peter Wilkinson tocó el cielo con su drop en la final de 2003 antes de caer al infierno condenado por las lesiones. The Hell (El Infierno) titulaba un diario inglés su crónica de la derrota ante Suráfrica. Cuando Wilko contaba apenas un par de internacionalidades, participó en 1998 en el infausto Tour del Infierno. Inglaterra encajó su derrota más dura, 76-0 ante Australia, y el apertura lloró de rabia. "Nunca más", dijo.

Ahora acude al rescate de Inglaterra rebajando en dos semanas el plazo de recuperación de su lesión de tobillo. Lo anunciaba ayer de puño y letra en su habitual columna en el aristocrático Times londinense: "Estoy preparado. Ha llegado la hora de convertir lo de Suráfrica en pasado. El seleccionador dispondrá de mí ante Samoa". Debe levantar la estima a un grupo hundido anímicamente. Pero Jonny sabe más que nadie de tragos amargos.

El pasado junio, los ingleses visitaron Suráfrica para calibrar su potencial ante los Springboks. Fueron aniquilados: 58-10 en Bloemfontein y 55-22 en Pretoria. Wilkinson fue áspero desde su atrio del Times entonces: "Es un aviso de nuestro nivel real. Si bajamos los brazos nos tocarán la cara". El seleccionador inglés Brian Ashton admitió estar desorientado tras lo de Suráfrica, pero el panorama se ha aclarado con el ascenso de Wilkinson desde los infiernos. La última letanía de Jonny reza: "Demostraremos a qué vinimos a Francia. No nos den por muertos todavía".

Su mensaje ha calado. Jason Robinson, mosquetero del 2003 que se lesionó muscularmente ante Suráfrica, ha confesado que también "apurará" su regreso. Robbo estará disponible el día 28 ante Tonga, enfrentamiento que decidirá la segunda plaza. "Soy optimista, no tengo nada que perder. Puede ser mi adiós y me gustaría hacerlo luchando en el campo. Me dolería despedirme desde la grada por una derrota". Inglaterra quiere morir de pie. Que otros vivan de rodillas...