Ciclismo | Vuelta 2007
Mosquera: "No sé cómo no se ha matado nadie"
Tromba, caídas y abanicos en un viaje peligroso
Ni una gota en todo lo que iba de Vuelta. Llegamos a Murcia, la región de España donde menos llueve, y cayó una cascada. Los charcos, el barrillo que se formó en carreteras polvorientas y el fuerte viento compusieron un viaje peligroso. "No sé cómo no se ha matado nadie. Había veces que no me respondía el freno", decía Ezequiel Mosquera, que ayer le pasó de todo. "Iba entre los primeros, pero me pilló el abanico porque se cortó delante de mí un gerolsteiner. Lo pasé muy mal hasta que empalmamos". Pero al gallego todavía le espera otro disgusto. "He pinchado, pero ha sido a menos de tres kilómetros para meta. Espero que no me cuenten el tiempo perdido". Los 45 segundos que cedió le hacían bajar al sexto puesto, pero, efectivamente, los jueces rectificaron.
Luis León Sánchez es de Mula (Murcia). "En mi vida he visto llover tan fuerte por aquí", comentó al acabar la jornada. Luisle y todos sus compañeros del Caisse d'Epargne la montaron gorda con un abanico a 20 km de meta. "Queríamos pillar desprevenido a algún favorito para consolidar más a Efimkin en la general. Unzué nos dijo que nos marcháramos todos a cabeza del pelotón". En el corte sólo se quedaron Mosquera, Barredo y Devolder. "Buscábamos piezas más gordas y seguimos insistiendo por si encontrábamos otra zona con viento y podíamos volver a cribar el grupo. No ha sido posible, nos hemos dado un calentón, pero había que intentarlo".
Y hoy, más. Llegamos a la Sierra de Segura, un terreno escarpado propicio para emboscadas. "Puede haber batalla", anuncia Samuel Sánchez. "Para mí puede ser una etapa muy bonita si llega un pequeño grupo. La pega es que probablemente se forme una escapada y si llega con mucha ventaja eso puede frenar las ganas de la gente".