Tenis | Wimbledon
El quinto Wimbledon de Federer puede ser el último
El año pasado Nadal ganó un set a Roger Federer en la final de Wimbledon, coto del suizo. Ayer se apuntó dos ante el pentacampeón del All England Lawn Tennis Club. Rafa ya está preparado para inscribir su nombre en la lista de campeones en 2008.
En la vitrina verde donde el All England inscribe los nombres de sus campeones, sólo viven ya estas palabras: "2007, Roger Federer". Como para 2003, 04, 05 y 06. O como entre 1976 y 1980, cuando ahí sólo se doraba un nombre "Björn Rune Borg". Sólo una pregunta cabe a continuación: ¿Es justo? ¿Es justo que sea tan escueta esa vitrina del All England, tras lo que hizo ayer Rafael Nadal ante Roger Federer? Pues miren, sí. Así es la vida, y así es Wimbledon, "This is Wimbledon". El que quiera algo aquí, ya sabe dónde y a quién se lo tiene que ganar: en la Centre Court, a ese señor suizo de tanto cuajo y de chaquetilla de organdí. Ni siquiera Nadal pide excusas ni cuartel pese al tirón en la rodilla que le detuvo en el cuarto set, cuando más lanzado parecía. Y, si vamos más allá, el mismo Santana sentencia: "Nadal es un fenómeno, pero cuando un campeón como Federer te da una oportunidad así, hay que rematar".
Porque, cuando menos posible parecía, y cuando más cerca estaba el Desastre, Nadal había empezado a asomarse al Triunfo, doblando el pulso al Destino, al revés de Federer y al microcosmos de una final empinada desde el segundo juego del primer set, primer break de Federer. Nadal remontó el 0-3 de la primera manga, hacia una muerte súbita en la que tenía 7-7 y saque... y acabó perdiendo por 7-9. El segundo set le perteneció: toques a generala y golpes rodilla en hierba. En el cuerpo a cuerpo, Federer recibió el primer golpe: 6-4 para Nadal, segundo set. Otra muerte súbita y otro set para Federer, el tercero, con superioridad del servicio del número uno en el juego decisivo. Ahí, sólo un set separaba a Nadal de la derrota... y ahí, la negativa a la rendición que habita en el alma de Rafael, meció la mano del Destino: 4-0 en el cuarto set y Federer, desesperado con el árbitro, Carlos Ramos, que había dado a Nadal un punto tras un golpe ganador de Rafa, validado por el Ojo de Halcón. Federer pidió repetición del punto, pero Ramos se lo concedió a Nadal: el suizo ni había rozado la bola. 4-0. Y ahí, la rodilla derecha de Nadal cedió lo suficiente en un saque como para sentarle en la silla y pedir la llegada del masajista, Novotny: ya con 4-1, cuarto set.
Iguala al mito Borg.
Nadal cojeó y se frenó lo justo para reabrir la esperanza en el alma de Federer, que ya navegaba entre sombras. Nadal cerró el cuarto set con 6-2, pero Federer, claramente, había sentido el respiro de su peor enemigo: que ahora ya no servía a más de 150 kms./hora. En los juegos tercero y cuarto del set final, Nadal tuvo cuatro bolas de break y Federer resistió: por su servicio y porque una derecha ganadora de Nadal se fue al pasillo por centímetros. Al paso corto que iba sirviendo Nadal, sólo era cuestión de tiempo que Federer le quebrase saque e ilusión. Fue en el sexto juego: 4-2. Nadal no ganó más juegos en este Wimbledon y Federer igualó con Borg. Firmó su quinto título consecutivo, como ese extraño sueco distante que acompañó a Santana en el palco. Las oportunidades hay que rematarlas y esto es Wimbledon, pero a ver cuántas oportunidades más tiene Federer para volver a esa vitrina verde...