Polideportivo | Rugby
Barbarians seducen y España enamora
El mítico equipo venció fácil
Inopinadamente se considera al rugby un juego de contacto, cuando el choque no es sino un accidente del mismo. Nunca un fin. El rugby, por definición, es un juego de evasión. Como el ajedrez. El propósito último es ganar metros en condiciones ventajosas para concretarlo en forma de ensayo. Ayer los Barbarians ofrecieron a los 4.600 aficionados que se dieron cita en Elche un curso de rugby. Buscaron el intervalo y trabajaron el espacio.
Al descanso coleccionaban seis ensayos, tres de Lee Robinson, ala de hechuras maoríes (108 kilos y 1,88), pesado de cuartos traseros y rápido de manos. Sin embargo, la jugada del partido la protagonizó el zaguero español César Sempere, ligero de chasis (84) y veloz de piernas. Abortó una acometida rival a centímetros de su zona de marca y capituló el lance a un centenar de metros del inicio posando la bola en la zona de marca rival. Notable jugador de rugby XV y sobresaliente de Seven.
El partido, que acabó con el anecdótico resultado de 26-52, evidenció la impronta galesa en los Barbarians y arrancó los aplausos de un respetable mayoritariamente guiri y curtido en mil melés. Mientras, Ged Glynn, seleccionador español y fanático seguidor del Everton, tifaba en el banquillo por el Milán.