El Desafío hace los deberes y Cian se cobra su vendetta

Nunca llovió sin que después escampara. El Desafío había visto convertido su tropezón ante el Areva Gandía en un batacazo de órdago tras el entusiasta triunfo del Mascalzone (rival por la cuarta plaza) ante el New Zealand. Una zancada, dos pasos atrás.

Ayer se respiraba tensión en la base española. Tensión creada por un viento que ha envenenado el calendario de trabajo de los regatistas. Y, sobre todo, por la trascendencia del duelo ante Mascalzone. Otra caída condenaba. Quizás por eso El Libio, Jaime Arbones, proa vigués del Desafío que derramó alguna lágrima de rabia tras caer ante el Areva tras un inoportuno accidente, besó dos veces la medalla que cuelga de su cuello al salir. Una, debió pensar, es insuficiente.

Pero Jablonski y su gente hicieron los deberes y ganaron a los granujas del díscolo Vascotto. Acompañaron la buena salida con perfectas ceñidas y maniobras limpias. Nunca es un mal día para ganar. Ayer, además, era necesario.

Después los kiwis, sin margen de error tras lo del Mascalzone, no dieron opciones al Desafío en la segunda manga. Pero la jornada tuvo un protagonista, el Shosholoza. El otro día hicieron sudar al BMW Oracle, ayer llorar al Luna Rossa. Su armador y caña, italianos, (Sarno y Cian) sacaron los colores a sus acaudalados paisanos. Paolo Cian, su caña, fue miembro del Mascalzone en 2003 y vio cómo De Angelis (napolitano como él) le cerraba las puertas del Prada. Vendetta. Un italiano daba un escarmiento a la squadra azurri, que prefirió entregar su volante al australiano James Spithill. Horas después el BMW Oracle hurgaba en la herida (triunfo por seis segundos).

El Desafío se mide hoy a dos rivales teóricamente inferiores como el China Team y el Shosholoza surafricano. Los primeros no deben suponer ningún problema para los de Jablonski, pero los segundos se están mostrando muy rápidos y ya han avisado de que optan a pelear por la cuarta plaza en las liguillas de round robin.