Vela | Copa América
La sombra de la sospecha apunta a la quilla del Alinghi
La organización: ¡No comment!
Fue la última pregunta de una afilada rueda de prensa que gravitó alrededor de bulbos y apéndices. Pero en la última pregunta: "¿Tiene Alinghi una canting keel (quilla pivotante)?" El jefe del Comité de Medición torció el gesto: "¡No comment!". Sin duda, Ken McAlpine, siete Copas América a cuestas, barrunta marejada.
Fue el broche a un encuentro con la prensa con mar de fondo. La sala se pobló de polos del Luna Rossa con Patrizio Bertelli a la cabeza. Mientras, a unos metros, una empleada del Alinghi grababa la rueda de prensa, y al fondo, miembros de BMW y New Zealand tomaban nota. Cámaras de televisión apagadas y advertencia del experimentado Marcus Hutchison, jefe de prensa de la organización, a los chicos de Prada con un tajante "sólo preguntan periodistas". Hutchison y McAlpine cobran de ACM (es decir, de Alinghi).
El motivo de esta nueva trifulca jurídica es la quilla del Alinghi. El penúltimo capítulo de esta trama de espionaje que es la Copa América arrancó en junio de 2006 con las polémicas consultas 22 y 23 (tienen carácter privado y obligan al Comité a publicar las respuestas y a sentar jurisprudencia). En el unveiling day, jornada en que se descubren las faldas de los barcos y se muestran las quillas, no había nada raro. El rumor habla de una quilla que cae a sotavento y en lugar de obenques arraigados a cubierta por un pin lateral, lo hacen con un collar. En cristiano: dispondrían de una holgura en el bulbo que manejarían voluntariamente, lo que les convertiría en imbatibles por la ventaja en viradas y ceñidas. Ayer Ken McAlpine evidenció con su "¡No comment!" que algo pasa por debajo de la línea de flotación del Alinghi. To be continued...