Enganchados al meteosat

Los meteorólogos son los más madrugadores del equipo (salvada la excepción de quienes trabajan de noche). Algunos comienzan a recopilar a las cinco de la madrugada información meteorológica procedente de webs, imágenes del satélite y rádar, modelos meteorológicos gubernamentales, globos meteorológicos, datos en bruto y observaciones de campo. Además, cada equipo dispone de su propio programa meteorológico.

Maximino Casares es el jefe de meteorología del Desafío, grupo en el que trabaja junto a cuatro miembros de Meteosin, colaborador tecnológico del equipo.

Después de revisar la primera cascada de datos, sobre las 08:00 horas, se realiza una predicción de la fuerza y dirección del viento durante el día. La siguiente se efectúa apenas una hora más tarde, antes de decidir las velas a utilizar. Se realiza una previsión de viento y un análisis de riesgo. Normalmente, los equipos han elaborado durante su estancia en Valencia un libro de escenarios climáticos en los que, en función de los datos que manejan, emiten una previsión de viento y comportamiento del mismo.

A medida que se acerca la hora de la regata los contactos se intensifican y se concluye con una reunión del equipo meteorológico entre 30 minutos y una hora antes de la regata. El meteo habla con los hombres de popa, quienes deciden, para ofrecer su último informe. Debe ser claro, breve y conciso, para no abrumarles con datos. Cinco minutos antes de la regata se cortan las comunicaciones con el barco y entonces el meteo, el intérprete del meteosat, ya sólo puede rezar para que las decisiones que toman en tiempo real los afteguards sean acertadas. En el barco, donde el silencio es máximo, el afterguard realiza sus observaciones ayudado por el windseeker, que se sube al mástil para otear el horizonte y oler el viento buscando en el agua señales que indiquen la existencia de pasillos de viento.