La mítica Regata Oxford-Cambridge, ésa que siguen 250.000 personas desde las orillas del Támesis y muchos millones a través de las pantallas de televisión de medio mundo, es cada vez menos inglesa y más internacional. Cosas de la globalización y del embrujo que sobre los estudiantes de élite de Europa y América ejercen las dos míticas universidades británicas.

Así, en la carrera que se celebra este sábado, sólo cuatro de los 16 remeros (timoneles aparte) han nacido en las Islas Británicas. La docena restante procede de Estados Unidos (cinco), Canadá (tres), Alemania (dos) y Polonia y Croacia (uno). La tripulación de Oxford es la más internacional, porque sólo es británico el londinense Robin Ejsmond-Frey.

Oxford aporta también el ocho con timonel más ligero, con un total de 806,6 kilos, a un promedio de 89,5, mientras que Cambridge asciende a 835,4 y 92,8, respectivamente. Aquí rema el más corpulento de la historia, el alemán Sebastian Schulle, que arroja en la báscula 110 kilos de peso. Es campeón mundial, lo mismo que su compatriota Thorsten Engleman.

El hecho de que Cambridge ponga en el agua un barco más pesado le reporta ventaja en las apuestas, ya que de cada tres carreras, en dos han llegado primero a la meta los hombres con más kilos. Cambridge, cuyo timonel es una mujer (Rebecca Downbiggin) se afianzaría como universidad hegemónica en este clásico del remo, pues domina el palmarés por 78-73 desde que la competición se iniciase el miércoles 10 de junio de 1829, lo que convierte a esta regata en la competición deportiva más antigua del mundo.

La carrera tiene un recorrido de cuatro millas y 374 yardas, equivalentes a 6.779 metros, y se rema contracorriente. El récord lo tiene Cambridge desde 1998, con un tiempo de 16 minutos y 19 segundos.