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Polideportivo | Cricket

La derrota de Pakistán le costó la vida a Woolmer

La derrota de Pakistán ante Irlanda se cobró algo más que la eliminación de los asiáticos del Mundial de cricket. Bob Woolmer, seleccionador paquistaní, falleció horas después, presuntamente, por el shock de la derrota y la tensión acumulada.

Aficionados paquistaníes quemando fotos.

A las 10:45 horas del domingo (hora local jamaicana) el cuerpo inerte de Bob Woolmer fue encontrado en la habitación de su hotel cubierto de sangre y vómitos. Minutos más tarde fallecía en el Hospital Universitario de la Indias Occidentales de Kingston, la misma ciudad en la que apareció asesinado el boxeador Trevor Berbick, último púgil que se midió a Muhammad Ali.

Woolmer, seleccionador de cricket de Pakistán, había visto cómo los suyos eran derrotados por dos wickets 20 horas antes por Irlanda lo que les eliminaba inesperadamente del Mundial. Entre las hipótesis manejadas por la policía de Kingston sobre su muerte se habla de fallo cardíaco, de problemas respiratorios o de complicaciones derivadas de su diabetes. Su entorno maneja otro argumento: el stress al que estaba sometido Woolmer tras los malos resultados cosechados por Pakistán. Los asiáticos habían caído ante las Indias Occidentales en la primera jornada, lo que convertía la derrota con Irlanda en letal. Pero hay algo que no cuadra: la sangre que apareció sobre su cuerpo.

Apedreados.

Bob Woolmer estaba sometido a una gran tensión nerviosa, ya que el cricket en Pakistán es una religión. Su hijo Russell ha manifestado que los doctores "le habían advertido que soportaba demasiada presión". Asif Iqbal, ex capitán de la selección y mito en ese país, respaldó la hipótesis: "Bob no ha soportado el shock de caer con Irlanda". Días antes de la disputa del Mundial, el propio Woolmer advirtió sobre la desmedida tensión existente: "Los jugadores soportan mucha presión por los continuos viajes y el acoso de los aficionados. Cuando llegan a los hoteles no tienen otra alternativa que enclaustrarse". Las derrotas ante las Indias Occidentales e Irlanda llevaron a los aficionados a quemar fotos de sus jugadores y amenazarles por e-mail y carta. En ocasiones anteriores incluso a apedrearles.

El camino hacia el Mundial había estado plagado de incidentes para el flemático Woolmer, que concluía su contrato con los paquistaníes el 30 de junio. Hace unos meses dos de las estrellas de la selección, Shoaib Akhtar y Mohammad Asif, dieron positivo en un control antidopaje. Sin embargo, la sanción fue recurrida con éxito por su federación y ambos entraron en la convocatoria mundialista, cita en la que finalmente no participaron alegando unas lesiones muy cuestionadas tanto por la prensa como por la afición.

Horas después de conocerse el fallecimiento del seleccionador el capitán, Inzaman-ul-Haq anunciaba su retirada en rueda de prensa. "Es el peor momento de mi vida. La derrota, como la victoria es una parte del juego, pero la pérdida de Bob es algo irremediable. A la afición quiero pedirle disculpas y decirle que me avergüenzo de mi mismo. Por todo lo ocurrido, y por el clima reinante, creo que es el mejor momento para anunciar mi retirada del cricket". Nunca una derrota ha salido tan cara.

Todo un pope de los banquillos de cricket

Robert Andrew Woolmer nació en Kanpur, India, en 1948, pero poco después emigró a Inglaterra donde hizo carrera como jugador de cricket. Bob defendió la camiseta de Inglaterra entre 1975 y 1981. Luego dirigió a Warwickshire, ganando tres títulos en 1994. Ese mismo año se hizo cargo de Suráfrica, donde se mantuvo hasta 1999. Y en junio de 2004 comenzó a dirigir a Pakistán con la que acumulaba un bagaje de 10 triunfos, 11 derrotas y siete derrotas.