El gen de Bobby Fischer ha germinado en Noruega

En la vecina Islandia, Fischer mantuvo con Spassky el más épico de los combates librados en un tablero de ajedrez: el Match del Siglo. Corría 1972 y el duelo de Reykjavic alteró los hábitos deportivos escandinavos. Heinrik Carlsen fue uno de los miles de nórdicos que Fischer empujó al tablero. Hoy señalan a su hijo Magnus como el heredero de Bobby. El Gran Maestro y columnista del Washington Post, Ludomir Kavalek, le bautizó como El Mozart del ajedrez, como al gran Capablanca. La semilla de Bobby ha germinado en la inhóspita Noruega.

Jugar como un niño.

Algunos ven en él al nuevo Fischer, otros al sucesor de Kasparov. Hay quien va más allá. Preguntado en cierta ocasión Alexander Nikitin, el hombre que modeló el volcánico talento del Kasparov más precoz, respondió categóricamente: "Nunca he visto a nadie jugar tan bien a su edad". Ni siquiera Karjakin, niño prodigio, rival natural de Carlsen y plusmarquista de los Grandes Maestros en precocidad, al que Nikitin acusa de "haber estudiado siempre todo". Talento. Aquel día el imberbe noruego de 13 años, por entonces, arrinconaba al propio Kasparov, que salvó el tipo con unas agónicas tablas. "¡He jugado como un niño!", afirmó Carlsen tras perdonar el mate al Ogro de Baku. Corría febrero de 2004. Han pasado tres años y hoy Magnus exhibe un ránking ELO de 2.690 puntos, confirmando su progresión estimada (superior a 2.700, quizás 2.800). Kasparov hizo cumbre en 2.813. ¿Es Carlsen el sucesor de Fischer o un Kasparov mejorado?

Magnus no es exactamente un niño prodigio. No es maniático como Kasparov ni obsesivo como Fischer. "No tengo ídolos. Mi jugador preferido soy yo mismo". De hecho, por su entorno, es más afín a la protagonista de Pequeña Miss Sunshine que a un genio del tablero. Un día su padre vendió su otro coche, alquiló su casa y montó a la familia en una furgoneta para recorrer el mundo y hacer al niño ajedrecista. Hasta los ocho años, Magnus no se tomó en serio el ajedrez, pero en sólo cinco, su prodigiosa memoria y su dominio de las aperturas le han permitido ganar a Short, Topalov o Karpov. La noche que venció a éste último durmió 12 horas "a pierna suelta". A la mañana siguiente acorraló a Kasparov con Nikitin como testigo. Es parte del trato: "Cinco horas de ajedrez y once de sueño". Su libro de cabecera es Encuentra el plan, canto al ajedrez ofensivo del noruego Bert Larsen.

Le descubrió un buscavidas, Simen Agdestein, ex futbolista internacional y maestro de ajedrez, que escribió su biografía (Wonderboy) antes de que Bill Gates le echara el ojo. Antes de Microsoft, la empresa Computas financió sus viajes a cambio de jugar simultáneas con sus empleados. Carlsen, fichaje del Magic extremeño en el Campeonato de España por equipos, se escapa entre movimiento y movimiento en los torneos a jugar al fútbol con sus amigos. Entre ellos no están Serguey Karjakin ni Teymoir Radjabov, los otros niños prodigio porque, como apuntaba Nikitin, "ellos no dejan nunca de estudiar".