Polideportivo | Rugby. Seis Naciones
El católico y mártir Croke Park se abre a Inglaterra
El himno inglés nunca ha sonado en el templo nacionalista irlandés
Una historia, tres colores, un lema. En 1920 catorce personas murieron a manos de la represiva policía inglesa en el interior del estadio dublinés de Croke Park. Entre ellos, un jugador de fútbol gaélico ascendido a mito por la insurrección irlandesa: Michael Hogan. Hoy una de las gradas salvaguarda su honor. El fútbol gaélico siempre abanderó el nacionalismo irlandés católico, ése que se mira en el tercio verde de la bandera irlandesa. El rugby, deporte de los invasores, del protestantismo inglés, saca pecho ante el tercio naranja del unionismo. El lema, pintada añeja en una suburbial pared de Dublín, desafía: "Nunca, nunca es nunca".
Armados.
Esta tarde se presenta en Croke Park la selección de rugby, deporte invasor, de Inglaterra, la protestante, la del tercio naranja, la de Wilkinson, que es duda. Nunca ha perdido allí, tierra sagrada, tierra mártir. Tampoco ha ganado nunca, porque nunca ha jugado allí. El viejo Lansdowne Road, campo habitual del XV del Trébol, está de reformas y por eso el rugby ha entrado en Croke Park, la casa del nacionalismo irlandés donde nunca ha sonado el "Dios Salve a la Reina".
Irlanda está enrabietada tras la cruel derrota en su bautismo en el templo gaélico ante la profanadora Francia. Los de O'Sullivan saldrán armados con puñal (O'Driscoll) y sextante (Stringer), instrumentos indispensables para llevar a buen puerto la conquista del Grand Slam. Si Irlanda gana a Inglaterra y éstos a Francia...
Pero la jornada depara triple ración de Seis Naciones. Francia sumará otra muesca ante una desfigurada Gales, que cucharea al tener los mismos triunfos que ensayos: ninguno. Además, Edimburgo vivirá la visita de los italianos, una selección que suele zafarse de la madera, escoceses mediante. De hacerlo, la presión pasará a unos galeses que acumulan una depresiva estadística tras el Grand Slam de 2005 (sólo un triunfo y siete derrotas). Francia no parece una víctima propicia para los galeses, pero los dragones en Cardiff siempre se crecen. Aunque siempre, nunca es siempre...