NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Polideportivo | Cricket

La India estalla por la ausencia de su 'Raúl'

En todos sitios cuecen habas. Mientras España espera el desenlace del affaire Aragonés-Raúl, la India se echa a la calle para exigir la titularidad de Irfan Pathan, su referente.

Afición de la India

Irfan Pathan y Sourav Ganguly son algo más que dos simples jugadores de cricket. Son dos iconos, dos espejos en los que se miran todos los niños indios. El primero, un zurdo de terrorífico lanzamiento y un sobrio bateo, ha sido considerado el sucesor de Kapil Dev, la gran divinidad del cricket y un mito del deporte de la India. Nacido en Baroda, Irfan, que debutó con su selección a los 19 años, está considerado una estrella de la talla de la bellísima Aishwarya Rai, el rostro de Bollywood, el cine indio.

Pathan no atraviesa por una de sus mejores rachas deportivas, algo que no justifica, según su millonaria legión de fieles, su exclusión de la selección por parte del nuevo seleccionador indio de cricket, el surafricano Greg Chappel, una eminencia de este deporte. El técnico ha advertido que "Irfan ha perdido confianza, aunque seguro que recupera su juego y vuelvo a contar con él". La mejor forma de calibrar el alcance del debate generado en la India es sustituir el nombre de Irfan Pathan por el de Raúl González Blanco y el de Chappel por el de Luis Aragonés. ¿Les suena ahora? Pero Irfan no es el único damnificado por la llegada del nuevo técnico. Sourav Ganguly, un diestro de poderosa pegada en el bateo y 33 años de edad, ha pasado también a un segundo plano con el aterrizaje de Chappel en la selección. El sprinbok justificó la ausencia de ambos argumentando que "el criterio que prima es el estado de forma". La afición india no entiende cómo puede prescindir de Ganguly, el mejor capitán de su historia y uno de los cuatro hombres que han sumado más de 10.000 carreras en compromisos internacionales. Y se ha echado a la calle con pancartas en las que se leen lindezas como: "¡Chappel, terrorista!".