El búlgaro Rumenov ya puede jugar por España

Tenis | Los inmigrantes refuerzan el deporte español

El búlgaro Rumenov ya puede jugar por España

El búlgaro Rumenov ya puede jugar por España

reportaje gráfico: chema díaz

El campeón del mundo hijo de emigrantes búlgaros se nacionalizó. Lleva en España desde que tenía un año y el pasado 15 de diciembre cumplió 17

Georgi Rumenov lleva en España desde que tenía un año y el pasado 15 de diciembre cumplió 17. Si no fuera por su apellido, nadie diría que nació en Bulgaria. En 2005 se adjudicó la Orange Bowl, el campeonato del mundo Sub-16 y para los anales quedó que la había ganado un español, aunque oficialmente no fue así. Levantó el trofeo con pasaporte búlgaro. Pero por fin, después de tediosos y largos trámites burocráticos, este jugador que va camino de convertirse en estrella, ya es un miembro de la Armada de pleno derecho. La semana pasada obtuvo su pasaporte español, la ansiada nacionalización.

"Han sido bastantes años de espera y eso me ha impedido jugar, por ejemplo, Campeonatos de Europa representando al país en el que vivo. No es que me haya impedido sentirme español, pero siempre ha sido todo un poco más difícil", cuenta Georgi en Alcobendas con un cierto deje catalán. En el municipio madrileño viven sus padres, pero él se entrena en Barcelona a las órdenes de Francis Roig. La Federación Española permite jugar los Campeonatos de España a los chicos que hayan residido cinco años en el país y por eso Jorko, como se le conoce en el mundillo del tenis, se proclamó campeón de España infantil y cadete e incluso ganó el Mundial alevín. Pero seguía siendo búlgaro.

Pasado difícil.

"Yo me quedo alucinado cuando llega un futbolista y a los cuatro días tiene pasaporte español (esos trámites se hacen por la vía rápida de la carta de naturaleza), mientras nosotros tenemos que acreditar diez años de residencia para obtenerla", se queja Rumen, el padre de Georgi y el iniciador de la historia.

Una historia tan similar y tan dura a la de otros muchos emigrantes. "Mi padre llegó desde Sofía tres años antes que mi madre y que yo y pasó por experiencias difíciles; sin trabajo, sin conocer el idioma Tuvo que vivir en la calle más de un mes. Yo siento que he tenido suerte, les estoy agradecido por haber peleado para que tenga una vida mejor", explica el espigado tenista (1,84 m.). Rumen, licenciado en Economía y profesor de tenis, tuvo que repartir publicidad, pegar carteles Hasta que encontró un trabajo como profesor de tenis que le permitió traerse al resto de la familia a España e inculcarle el veneno de la raqueta a su vástago.

La familia iba camino de Estados Unidos o Canadá, pero la Ley de Extranjería del gobierno socialista les permitió legalizar su situación y decidieron comenzar una vida nueva aquí. Sólo tuvieron un fallo, no pidieron el permiso de residencia de Georgi hasta que cumplió cuatro años y tuvo que ir al colegio y eso ha retrasado su nacionalización en un proceso tedioso en el que ni la condición de deportista con gran proyección de Jorko ha ayudado. En octubre de 2005 su madre, Daniela, ya la obtuvo y eso permitió agilizar la suya por otra vía más rápida. Aún así, hasta hace poco no ha llegado y eso le obligaba a tener que obtener visados en Madrid, a pesar de residir en Barcelona, cuando tenía que jugar en determinados países.

Pero la pesadilla del papeleo se ha acabado y Georgi, quizá, en un futuro pueda optar a ganar una Davis con España o triunfar en unos Juegos. "Creo que es sano para el país que una generación de hijos de emigrantes accedan a lo más alto del deporte y ganen medallas para España", reflexiona serio Jorko que, eso sí, tiene un patrón de juego diferente al del típico terrícola hispano. "Me gustan los tenistas agresivos, que juegan cerca de la línea y siempre me he fijado en Andre Agassi, he intentado seguirle desde pequeño", explica el chaval, que responde rápido cuando se le pregunta qué grande le quita el sueño: "Wimbledon, por su historia y prestigio".

De momento, Rumenov es sólo un proyecto con muy buenos mimbres. A formarle contribuyó el CAR de San Cugat, donde pasó cuatro años. "Entró con 12, aunque nunca cogemos chicos menores de 14 porque su padre insistió y le veíamos posibilidades. Es serio y profesional, pero no hay que ponerle delante del espejo de Nadal, porque ése es un caso aparte", advierte Juan Avendaño, técnico del CAR. "Ya, un Nadal sale cada mucho tiempo", reconoce Georgi. Por si acaso, IMG, la agencia que representa a Rafa, le firmó con 12 años. Ahora sólo hay que esperar a que el español Rumenov explote.