Deportes de Invierno | Saltos de Garmisch-Partenkirchen
El cambio climático funde los saltos de Año Nuevo
Histórica suspensión por falta de nieve en Garmisch-Partenkirchen por falta de nieve
Viena, primero de enero, 18 horas. El termómetro marca 10 grados en la capital centroeuropea. 12 más de los que indicaba hace un año. A 300 kilómetros al norte, en Garmisch-Parterkirchen, sur de Alemania, en la Alta Baviera, a esa misma hora el termómetro baja por primera vez en el día de cero grados. En el día de Año Nuevo, el de los legendarios saltos de esquí.
El viejo trampolín de saltos de esquí instalado en el monte Gudiberg, que sobrevivió a las rampas de Oberstdorf, Innsbruck y Bischofshofen, se jubilaba ayer. Y lo hizo con una suspensión histórica, la primera de su larga existencia, debido a la falta de nieve y al viento. La escasez de nieve, que en estos días apenas cubre el pico Zugspite, el más alto de Alemania, provocó la cancelación de la segunda tanda de saltos en una prueba que ganó finalmente el suizo Andreas Kuettel. El legendario trampolín celebraba su última edición antes de ser demolido. Esta reliquia se construyó antes de los Juegos Olimpícos del 1936, revolucionando el mundo de los trampolines al apostar por materiales como cemento y acero en lugar de la tradicional madera. Modernizado en 1950, escribe así un triste epitafio. Garmisch-Partenkirchen no ha podido escapar a la problemática que afecta a toda Europa: el calentamiento global ha disparado los termómetros y la nieve ha desaparecido de estaciones de esquí emblemáticas en el Viejo Continente.
Deshielo.
El problema afecta de forma más virulenta a Europa, ya que tanto Estados Unidos como Canadá han cubierto su calendario de esquí sin complicaciones hasta el momento. Pero en Europa, como en España, la ausencia de nieve ha disparado las alarmas. Según constata un estudio del Instituto Nacional de Meteorología, desde 1960 la acumulación de nieve ha disminuido en un 60 por ciento. Tendencia acrecentada en los últimos tiempos. En el arranque de esta temporada las estaciones españolas de esquí han sufrido el efecto de este cambio climático con más intensidad. A mediados de diciembre, estaba abierto sólo el 30% de las pistas españolas, lo que ha provocado notables pérdidas en el sector.
Si los datos son preocupantes, las expectativas, más. En el último siglo la temperatura de la Tierra ha aumentado 0,6 grados. En España va más allá: en los últimos 30 años ha subido más de un 1,5. El calentamiento global pone en peligro símbolos como el Everest. Un estudio de unos investigadores chinos ha revelado que el deshielo está provocando la pérdida de altura del pico. Y Al Gore, ex vicepresidente de los EEUU, país que no firma el protocolo de Kyoto, ha avisado: "Estamos configurando un peligroso escenario climático".
El cambio climático fundió ayer los saltos de esquí de Garmisch-Partenkirchen. Sólo queda el concierto de Año Nuevo en Viena, donde ayer a media tarde hacía la misma temperatura que en Sevilla...