Ian Thorpe se retira con 24 años por falta de motivación

Natación | Adiós al 'torpedo' australiano

Ian Thorpe se retira con 24 años por falta de motivación

Ian Thorpe se retira con 24 años por falta de motivación

reuters

Quiere afrontar "nuevos desafíos"

Se le acabó la gasolina. Ian Thorpe, uno de los más grandes nadadores de todos los tiempos y el mejor australiano de la historia, anunció ayer lo que muchos temían: que se retira. Con apenas 24 años, el Torpedo ha dicho basta, acabando con las especulaciones de los últimos meses. Como se temía, no montó una conferencia de prensa sólo para decir que renunciaba a los próximos Mundiales de Melbourne (en marzo), porque no quería hacer el ridículo en su propia casa, sino para decir que, desmotivado, cerraba la puerta a una de las carreras deportivas más exitosas del deporte mundial, toda una leyenda viva de las piscinas.

"Estuve analizando la decisión largo tiempo. Soy joven para afrontar nuevos desafíos y aceptarlos en mi vida futura", esgrimió Thorpe en su adiós. "Sé que mucha gente quiere que continúe compitiendo y quisiera sentirme de esa manera, pero lo hago para sentirme cómodo conmigo mismo".

Un mito.

Desde que con 15 años se convirtió en el campeón mundial más joven de la historia (Perth'98), la carrera de Thorpe ha sido un cúmulo de éxitos en las pruebas de mediofondo. En total logró 9 medallas olímpicas (de ellas 5 oros) y 13 en Mundiales (11), además de 13 récords universales, de los cuales aún ostenta dos. Invicto desde 1998 en 400 m libre, su gran boom fue en el Mundial de Fukuoka'01 (seis medallas de oro); su drama, perder los 200 metros ante Van den Hoogenband en Sydney'00, y su revancha: derrotar al holandés y a Michael Phelps en Atenas'04.

Talento, estilo... ¡y un 56 en cada pie!

Thorpe llevó el estilo libre a la perfección. Rompía las olas como un torpedo (de ahí su apodo, jugando con el apellido) y su biomecánica era casi perfecta. Además de su innato talento (a los 12 años ya ganaba títulos australianos y a los 14, internacional absoluto) tenía dos buenos propulsores en cada pie: un 56.