Rugby | Clasificación mundialista
Rumania calibra hoy a la Selección
España buscará dar la sorpresa
Pablo Feijoo es el apertura de la Selección. Vive en Madrid, donde cursa carrera universitaria, y cada viernes sube a San Sebastián para entrenarse con el Bera Bera y jugar el partido de Liga. Diego Zarzosa, talonador del CRC Madrid, vive en Valladolid donde trabaja y se entrena en solitario durante la semana antes de acudir los viernes a la capital para cumplir con su equipo. Otros, como el andaluz Rafa Camacho, ni siquiera militan en División de Honor. Es un rugby de carretera y manta.
Hoy tendrán enfrente a unos gigantes, como el pillier Balan (1,85 y 116 kilos), eminencia mundial en las melés. Jugador del todopoderoso Biarritz, es uno de los dieciséis rumanos que emigró a Francia siguiendo los consejos del técnico francés Carreyre, el seleccionador galo en 2002 con el que Rumania disparó sus prestaciones. Junto a él se mudó al país galo lo más granado de los rumanos. Es la realidad del otro rugby, el de bussiness y puente aéreo. Entre los emigrantes que hoy estarán en la Central (Madrid), destacan Tonita, Petrichei, Tofan o el potente Gontineac. Afrancesados en las hechuras, pero no en el estilo: potencia en los agrupamientos, presencia en la touche y sus devastadores barridos en las rucks. Son campeones de Europa y llegan tras doblegar a Georgia (subcampeona) por 20-8. Ganar les clasificaría para un Mundial al que nunca han faltado.
España trata de dar la sorpresa, buscando una segunda plaza y la repesca ante Rusia o Portugal. Si falla, tendrá otra oportunidad ante Georgia. Pero ya ha cumplido. Porque cuando el inglés Glynn aceptó el cargo de seleccionador pidió tres cosas a sus jugadores: "Formar un bloque compacto, devolver a España al Seis Naciones B y meterse en el Mundial". Los dos primeros objetivos están conseguidos. El resto sería como viajar en bussiness cada fin de semana.