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Polideportivo | Boxeo

Castillejo: "No quisieron mi combate ni gratis"

Javier Castillejo visitó ayer la redacción de AS para enseñarnos un combate que no se pudo ver en España, el que disputó contra Sturm en julio y que le valió su octavo cinturón de Campeón del Mundo. A sus 38 años sigue en la brecha, en lo más alto y con un palmarés que asusta.

<b>TESOROS. </b>Castillejo posa con los cinturones de campeón mundial del Consejo y de la WBA.
felipe sevillano

Francisco Javier Castillejo (Madrid, 22-03-1968) podría pasar por su vecino de enfrente. Ese que lleva a sus niños al cole todas las mañanas o le atiende amablemente en la ferretería de la esquina. Pero su nariz, un tanto hundida, le delata. Ese hombre que ayer visitó AS es alguien especial. Es alguien que se ha proclamado ocho veces campeón del mundo de boxeo. Sí, ocho veces, más que ningún otro púgil español (Pepe Legrá, Perico Fernández y José Antonio López Bueno lo fueron dos veces), pero muy pocos le paran por la calle. A algunos su cara le resulta conocida porque participó hace unos años en Aventura en África, un show televisivo. Otros, sencillamente, no saben quién es. En otro país sería, simplemente, un ídolo. "Yo voy por ahí fuera a defender la bandera de España y nadie me hace caso. Es lamentable", dice Javi recitando una letanía que ha debido soltar ya cientos de veces.

En Alemania.

El pasado mes de julio, en Hamburgo, El Lince de Parla consiguió traerse el cinturón Mundial del peso medio de la WBA al ganar al campeón Felix Sturm en su propia casa. "Se pensaban que estaba muerto -relata Castillejo, que ahora tiene 38 años-. Le daban demasiada importancia a la edad y sí es verdad que tengo más años que el Avecrem, pero me veo tan fuerte como antes. Yo soy como el vino, cuanto más viejo más fuerte". Javi se ha traído el DVD de su pelea con Sturm, alemán de origen bosnio al que tumbó con 11 primaveras menos que él. Ese combate no se pudo ver en España, porque todas las televisiones cerraron sus puertas a Ricardo Sánchez Atocha, el mánager y preparador del madrileño. "Aquí no quisieron el combate ni gratis, pero en Alemania se pudo ver a través de la ZDF en abierto y a las diez de la noche. Y no creo que sea porque el boxeo esté mal visto en este país. No puede ser cierto cuando en una velada hemos conseguido meter a más de 10.000 personas en La Cubierta de Leganés", analiza con voz pausada pero cierto tono de indignación Castillejo, que tiene asumido que pelear fuera del ring es a veces más duro que dentro. "Soy del Atlético y, por lo tanto, sufridor", remata.

Su sombra.

El que no esconde su cabreo es Ricardo Sánchez Atocha, la sombra de Castillejo, un preparador que tiene en su currículo ocho Mundiales, 18 Campeonatos de Europa y 66 Campeonatos de España. "El peso medio es el rey del boxeo y Sturm una estrella en su país que ha llegado a pelear con Óscar de la Hoya. Ir a Alemania y ganarle es algo impresionante que no se ha sabido valorar", apoya Ricardo, que luce larga melena. Es un viejo rockero que ha sabido sobrevivir en el boxeo en épocas de vacas flacas.

Mientras se suceden las reflexiones, en la pantalla Castillejo mira atento una pelea que ya ha visto "muchas veces". ¿Qué piensas cuando suena el himno y te quedan pocos segundos para enfrentarte a otro hombre? "Nada. No pienso en nada porque sé que en ese momento ya está todo el trabajo hecho. Conoces perfectamente lo que va a venir detrás". Lo primero es el cruce de miradas. Un ritual que ya ha experimentado Castillejo en 67 ocasiones desde que en 1988 se subiera por primera vez al ring como profesional ante Ángel Díez. "Hay miradas y miradas, pero a mí no ha llegado a asustarme ninguna. Me he encontrado con alguna muy segura, como la de Boudouani (un francés con el que perdió dos veces con el Europeo en disputa). La de Sturm no me impresionó", cuenta El Lince mientras se ve cómo tira a la lona al germano en el décimo asalto tras conectarle varios golpes con la izquierda.

Castillejo, que ha tenido que salir a buscarse las lentejas a Francia, Inglaterra, México y Estados Unidos, vino encantado por cómo se vive su deporte en Alemania y tiene la pena de que miles de aficionados españoles se vean privados del espectáculo. "Esto en el Palacio de Deportes o en La Cubierta hubiera sido la leche. Pero habría que cambiar muchas cosas. No puede ser que aquí nos condenen a boxear tan tarde. ¿Qué hace un deportista de alto nivel haciendo su trabajo a las 4:00? Recuerdo que cuando boxeé contra el ruso Roman Karmazin en Parla estaba en el vestuario a las 2:00 ¡Me estaba durmiendo! En Las Vegas contra De la Hoya a las ocho de la tarde ya me encontraba sobre el ring y en Alemania, a las diez. Así sí lo puede seguir mucha más gente. Yo estoy seguro de que si este combate se hubiera dado en España habría tenido una gran audiencia", analiza el boxeador y Sánchez Atocha apostilla: "Al público hay que darle la oportunidad de que decida".

La historia de Javi es la historia del boxeo en España en los últimos tiempos, que se ha visto relegado en aras de lo 'políticamente correcto'. Por eso, nadie tuvo la deferencia de hacerle un guiño cuando llegó de Hamburgo. "Las instituciones no hacen ni caso a alguien que es ocho veces campeón del Mundo y eso me molesta. ¿Por qué reciben a unos sí y a otros no? El Lince tiene 38 años, dos hijos y la vida solucionada. No le haría falta ir a Alemania, pero boxea por su gloria y eso no se valora", resume Atocha. Los dos luchan contra los rivales y las circunstancias, pero no podrán con ellos. "El miedo está a mi vera, pero puedo con él siempre", acaba Castillejo con una sonrisa.