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Tenis | Actualidad

Se forja el nuevo Ferrero

"Estoy en un punto de inflexión; tiraré hacia delante", dice el tenista

Actualizado a
Juan Carlos Ferrero
dani sánchez

Juan Carlos Ferrero no estará la semana próxima en la Copa Davis, una competición que le consagró y en la que levantado dos Ensaladeras. De momento ha sido un hasta luego cariñoso a España. En la Academia Equelite de Villena, su centro de operaciones, se está forjando el nuevo Ferrero, el tenista que pretende asaltar otra vez el top-ten de la ATP. "Estoy en un punto de inflexión y tiraré hacia adelante", anuncia Juanqui, que reconoce que ha pasado por estados de ánimo bajos en los últimos tiempos. "Claro. No soy una piedra. Tal vez en algún momento no encontraba la motivación. He conseguido muchas cosas en el tenis, pero entrenar muchísimo y no conseguir avanzar en el ránking te baja la moral. Pero yo tengo que afrontar el reto de subir". De momento, ya es el 18 del mundo. Pero llegó a estar 98 en 2005 cuando una inoportuna varicela y una lesión en las costillas se cruzaron en su camino. "La gente se queda con lo peor. Si cualquier español sube desde el 98 hasta el puesto 16 igual se le hubiera dado más importancia. Lo que pasa es que yo vengo de ser número uno y top-ten durante cuatro años y eso sabe a poco".

A poco le sabían a Antonio Martínez Cascales, su técnico desde que tenía 10 años, los resultados de su pupilo. Y lo afrontó de cara. Después de perder en Toronto (principios de agosto) frente a Fernando González se encerró con el campeón de Roland Garros 2003 en el vestuario y hablaron.

Asombrado.

"Hablamos como nunca lo habíamos hecho. Dos horas y media. Robredo salió a jugar su partido y cuando volvió, ahí seguíamos. Estaba asombrado. Llevaba dos años y medio diciendo a Juan Carlos que debía pegarle más fuerte a la bola. Como cuando era más joven. Antes lo hacía de forma natural y, ahora, al ganar experiencia, había perdido esa intensidad. Debía meterle más ritmo a los partidos", relata Cascales. Llegaron al Masters Series de Cincinnatti y tuvo como sparrings a Nalbandián, Beto Martín, Nadal y Ferrer. A todos los ganó. Pegándole con rabia. "Jugar así cuesta mucho", le dijo a su técnico, Pero funcionó. Y en ese torneo llegó a la final, que perdió con Roddick. "Antonio veía que había cambiado mi forma de jugar y yo desde dentro no me daba cuenta. A partir de ahí sí hicimos un cambio un radical sobre todo en los entrenamientos para acostumbrarme a jugar así", apoya Ferrero.

El problema estaba detectado. Había que buscar soluciones. La primera fue integrar en el equipo a Josep Perlas a principios de temporada. "Me aporta un nuevo aire, tiene mucha experiencia", dice quien fuera número uno en 2003. La segunda, machacar más el físico.

Por eso, han fichado a Javier Capitaine, un argentino que trabajó con Nalbandián y Coria y entrena también a Maria Sharapova (la semana próxima estará con ella en Los Ángeles), que se ha venido a vivir a Villena con sus sorprendentes métodos que mucho tienen que ver con las artes marciales (Capitaine es cinturón negro de karate).

Combate.

"El tenis es un combate con raqueta y pelota, como una forma de lucha en la que los impactos son precisos y se requieren buenos apoyos", explica el preparador físico mientras hace guantes con Ferrero (lanza uppercuts con la oscilación del drive) y le hace botar sobre trampolines elásticos mientras maneja luchacos.

"La parcela física siempre cuesta más trabajarla y así es más divertido e interesante. Javier aporta ese plus", analiza el tenista. Capitaine tiene claro a qué ha venido: "Ferrero está en un punto de inflexión y es un desafío recuperar a un gran talento, porque él tiene intacta el hambre de triunfo. Con estos métodos, además, conseguimos más ritmo porque el tenista tiende a economizar esfuerzos con el tiempo y también corregimos descompensaciones musculares que ocasionan lesiones".

Cañonazos.

Sobre una pista de moqueta indoor, Ferrero también cruza cañonazos con Tomislav Peric, un croata de 23 años que se entrena en la Academia del que Cascales dice que posee "un saque como el de Roddick".

Juan Carlos tiene la mente fija en lo que se le viene encima: Bangkok, Viena, Madrid Basilea, y París, porque se ha dado cuenta de que es posible ganar otra vez. Es "cuestión de ritmo", y él se está machacando para dárselo a su tenis.

"Sigo disfrutando y quiero ganar otro Grand Slam, a ser posible en pista rápida", afirma convencido con la sonrisilla de aquel chaval de 20 años que encendió el Palau Sant Jordi. Es el nuevo Ferrero.

Adiós a la 'cabaña' y hola a una flamante casa

Hasta hace tres meses la casa de Ferrero era una austera cabaña prefabricada, igual a la que se aloja Maria Sharapova cuando viene por Villena buscando tranquilidad. Pero hace tres meses, estrenó dentro del recinto una nueva casa de cristal, hormigón y diseño minimalista. Rompe con el blanco un cuadro colorista. "Es de Patricia, mi novia", explica Ferrero. En una estantería, cascos de Alzamora, Gibernau, unas botas firmadas por Raúl y libros como La Catedral del Mar.