"Lance Armstrong contagió al equipo su gran ambición"

¿Qué valor le da a esta victoria?

Es un triunfo muy buscado. Desde que gané el Tour del Porvenir (2003) no había vuelto a vencer. Me cuesta conseguir victorias incluso en las llegadas de montaña, porque no soy rápido.

¿Se resarce así de su caída en el Tour?

Al Tour llegué en una forma estupenda. Estaba disfrutando de mi quinto puesto en la general cuando me caí, el cuerpo se resintió y no volví a levantar cabeza en toda la carrera. En la Vuelta ha sido todo lo contrario, llegué corto. Levanté el pie en la montaña y eso me ha servido para reencontrarme. Tenía que intentar una victoria de etapa y la he encontrado a la primera.

¿Dónde cree que ha estado la clave de su triunfo?

A mí se me dan muy mal las fugas con muchos corredores. Ataqué en el Escudo con la intención de ver si podía ir hacia delante con un grupo menos numeroso, pero me vi solo, pregunté al director y me dijo que siguiera, que en el próximo puerto seguro que habría otro ataque y me juntaría con otros corredores, como así sucedió. Luego me insistió en que la etapa no había acabado y que tuviera concentración y agresividad. Me ayudó mucho.

¿Qué queda del espíritu de Lance Armstrong en el equipo?

Su gran ambición. Armstrong se la ha contagiado a todos los que estuvieron con él, especialmente a Johan Bruyneel. Aunque ya se ha ido, se sigue notando en el equipo una actitud muy ambiciosa y una mentalidad ganadora que hace que nadie se relaje en cualquier carrera en la que participamos.