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Ciclismo | Tour de Francia

Los números favorecen a Landis en la crono

Según los antecedentes, sacará 55s a Sastre y 1:33 a Pereiro

<b>ÓSCAR PEREIRO, UN CAMPEÓN QUE TAMBIÉN SABE PERDER</b> La sonrisa de Pereiro se ve sincera. El gallego quizás perdió ayer la mejor ocasión de su vida como ciclista, pero, pese a ello, se alegró del triunfo de su amigo Floyd Landis, con el que coincidió en el Phonak. “Me alegro por él. Es el más fuerte y el más valiente. Ha dado una exhibición única en el ciclismo”, dijo en la meta. Pereiro se ha visto en una situación inimaginable, pero no le ha superado. Ha sido un campeón en las horas buenas y en las malas.

Los números pronostican el triunfo de Floyd Landis. Haciendo una media (minutos/km) de las ventajas que el estadounidense obtuvo sobre los dos españoles en las contrarreloj del Tour y la Vuelta (Landis no corrió nunca el Giro), en los 57 km de la etapa de mañana Landis tendría que aventajar en 55 segundos a Carlos Sastre y en 1:33 a Óscar Pereiro.

Eso dice la matemática. Pero, ¿acaso este Tour se ha movido por criterios lógicos? ¿Alguien soñó que Pereiro iba a llegar de amarillo a esta crono? Y luego, ¿no pensábamos que el gallego no tenía ya nada que hacer tras Alpe d'Huez?, ¿o que Landis estaba ya muerto tras La Toussuire? Entonces, ¿por qué vamos a descartar otro ines­perado giro de tuerca?

La cosa está muy complicada. No debemos olvidarlo. Landis ha superado casi siempre a los dos españoles por más tiempo de esos 30 y 18 segundos que necesita. La referencia más cercana, y más fiable, es la de la contrarreloj de este Tour. En Rennes, sobre 52 km (cinco menos que mañana), aventajó en 1:10 a Sastre y en 1:40 a Pereiro.

El hombre huevo.

Landis es un especialista y, como tal, además de cuidar todos los detalles de materiales, ha pulido su aerodinámica hasta llegar a esa extraña posición con los codos apoyados en el manillar y las manos cerca de la barbilla, intentando imitar a un huevo.

La técnica y los antecedentes están de su parte. Pero nos queda la épica. En una crono de final de Tour lo que más cuentan son las reservas físicas con las que se llega tras la gran paliza. Aquí puede haber sorpresas. Y también hay que pensar que cuando estás ante la gran oportunidad de tu vida, hay gente que sabe dar mucho más del ciento por ciento de lo que tiene.

No lloremos todavía. En el Tour, como en el mus o en el tenis, hasta el rabo, todo es toro.