Tenis | Torneo de Bastad
Robredo, rey de Bastad
Vapuleó al ruso Davydenko (6-1 y 6-2) y se afianza en el Top Ten
Tomy Robredo tuvo un mal arranque de temporada, 16 victorias-14 derrotas a principios de abril. Las sensaciones no eran buenas en el inicio de 2006 por lo que decidió romper con su entrenador, Mariano Monachesi, tras dos años y medio juntos. Su derecha no corría y su servicio se atascaba. Comenzaba la temporada de tierra y Tommy apostó por la autogestión: "Tengo ganas de estar unos meses solo para encontrar mi propio juego". En abril regresó a casa, la ATP aterrizó en Barcelona, y allí, en el Godó, despegó su temporada. Se plantó en la final ante Nadal y vendió cara su piel en los primeros sets (4-6 y 4-6). De Barcelona salió crecido y su derecha se convirtió en un látigo, lo que le aupó al séptimo lugar de la ATP a finales de mayo.
Ayer se plantó en la final de Bastad como segundo cabeza de serie. Había dejado por el camino a los pistoleros Nieminen y Korolev. Pero enfrente estaba Davydenko, primer cabeza de serie, con una hoja de servicio inmaculada: ni un set perdido en el torneo. Tommy aprendió de su derrota en el único partido con Davydenko. Tenía que incomodar al ruso, obligarle a pensar, buscarle las cosquillas. Se agarró a la tierra sueca y rompió el primer servicio al ruso. Ahí se acabó el primer set. No le dio opción con su servicio: rozó el 70% de puntos ganados con su saque y no concedió ni una bola de break. Un trabajo perfecto.
Robredo había sacado de sus casillas a Davydenko en el primer set y el segundo no iba a ser diferente. Volvió a romperle el servicio al ruso a las primeras de cambio y se dedicó a torturar al camarada Nikolay: 28 errores no forzados. El tenis autogestionado y punzante de Tommy desquició a Davydenko, que claudicó en una hora y cuarto (6-1 y 6-2). Victoria sin paliativos ante un rival notable que invita al optimismo. Decía Robredo "no contemplo a mi padre como entrenador porque cuando quiera ir a llorar a casa, quiero tenerlo a él". Por ahora, en esa casa sólo se llora de alegría.
Tommy Robredo "Debía evitar que Davydenko cogiera el ritmo al partido"
Creo que el resultado final no refleja lo que fue el encuentro, ya que pienso que fue bastante duro. Tenía bien estudiado a Davydenko y quizás por eso sabía que para ganarle el partido tenía que jugar muy profundo e intentar que él no pudiera imponer su ritmo en ningún momento. Si lo hacía, mis opciones de victoria se complicarían, pero afortunadamente pude imponer el ritmo yo. Creo que al final el trabajo fue a a la perfección. Para mí la clave de la victoria en este partido fue el hecho de obligar a Nikolay Davydenko a cometer 28 errores no forzados y evitar que pudiera coger el ritmo".