Los caminos de Rafa Nadal y Roger Federer se separan esta semana, pero volverán a juntarse dentro de poco, en Wimbledon, el tercer Grand Slam de la temporada que comienza el 26 de junio. El español ha aparcado de momento el récord de victorias consecutivas sobre tierra batida, que ha fijado en 60, para centrarse en la hierba. Hoy mismo llegará a Londres para participar en el torneo de Queens, donde se ha apuntado tanto al cuadro individual como al de dobles para conseguir una mejor adaptación a una superficie que nunca se les ha dado bien a los españoles, ya que sólo Manolo Santana (1966) ha conseguido triunfar en el All England Club.

Mañana, formando pareja con Feliciano López, debutará en el doble, y el miércoles lo hará en el individual contra el ganador del Jamie Barker-Mardy Fish. Precisamente, Feliciano López es el jugador que mejor papel ha realizado en Wimbledon en los últimos años y el equipo del mallorquín ha decidido pegarse a él estos días: compartirán un piso con el toledano desde el que se puede llegar a pie a las pistas de Wimbledon. Feliciano ya se alojó el año pasado en él y llegó a cuartos de final.

Trabajo específico.

Nadal tiene metido entre ceja y ceja poder ganar algún día Wimbledon. En 2002 alcanzó las semifinales del torneo júnior y con 17 años recién cumplidos fue el jugador más joven en alcanzar la tercera ronda desde que lo hiciera Boris Becker en 1984. En 2004 no participó por lesión y en 2005 cayó en segunda ronda contra el luxemburgués Gilles Muller. Ayer, se quejó del poco tiempo que tiene para preparar el torneo: "El circuito está mal organizado y es difícil llegar con garantías, pero voy a hacer un gran esfuerzo".

Federer, sin embargo, llega a una superficie donde es el rey, ya que ha alzado la copa de campeón de Wimbledon los tres últimos años. Para realizar la transición desde la tierra batida ha preferido jugar en Halle (Alemania), el Gerry Weber Open, que le ha dado suerte de cara al Grand Slam británico porque también lo ha ganado en las tres últimas ediciones.