"No hay que parar hasta que Madrid sea olímpica"

Alejandro Blanco, presidente del COE, traje de raya diplomática y calzado acabado en punta, tal vez botas. O lo que es lo mismo, asumo el cargo, pero no olvido lo que soy: judoca, cinturón negro sexto dan. Si hay que pisar zonas pantanosas, se pisan. Y le vinieron bien tanto el toque campero como la defensa personal para afrontar un Foro Ferrándiz-AS en el que cada pregunta fue un disparo a su optimismo.

Blanco sabía dónde iba. Aunque el tema inicial de su exposición era Madrid 2012, no perdió mucho tiempo alabando a los muertos y se fue a 2016, la ilusión, el futuro, el centro de interés, lo noticiable: "La candidatura de 2012 realizó un trabajo de más de diez, digno de un once, pero le faltaron dos votos. No es que perdiera, sencillamente no ganó, pero pudo hacerlo, que es lo importante. Porque dio mucha proyección y reconocimiento internacional a Madrid, demostrando una gran capacidad organizativa, que ha sido alabada por todo el mundo y que ahora hay que aprovechar con una nueva candidatura".

Porque mientras las autoridades madrileñas titubean, el presidente del COE es contundente: "El apoyo popular a 2012 no dejaba dudas: un 88,9% en Madrid y un 83% en el resto de España. Lo que empezó siendo una iniciativa política se ha convertido en un proyecto ciudadano y ahora no podemos decir no. Por eso no hay que parar hasta que Madrid sea olímpica". Y por si no quedaba claro, Blanco explicó que el COE ya le ha enviado un escrito a Gallardón en el que le pide que opte por los Juegos de 2016. Las cosas irán rápido ahora: espera una decisión definitiva antes del verano.

Pero al ánimo inquebrantable del invitado respondieron, mucho más escépticos, sus oyentes. Rompió el fuego Mari Carmen Izquierdo (TVE), que le recordó que desde 1952 un mismo continente no ha acogido dos Juegos seguidos y Londres será la sede en 2012. Blanco no cede: "Sabemos que es difícil, pero no hay ninguna ley que lo prohiba. Además, hablamos con Jacques Rogge (presidente del COI) y nos dijo que en 2016 los principales rivales serán japoneses y Asia tiene los de 2008, así que... Creo sinceramente que podemos lograr esos Juegos y, si no, lo seguiremos intentando". Primera finta.

Ahora ataca, con su suavidad y ojo clínico habitual, Ángel Cruz (AS). ¿Hasta qué punto la candidatura de Jaca a los Juegos de Invierno de 2014 es compatible con la de Madrid?. Blanco esconde las botas y saca el traje a relucir, muy político: "Esto demuestra el grado de implicación olímpica de este país. Creo que, por primera vez, Jaca presenta una candidatura seria y, una vez que pase el primer corte, veremos qué sucede. Eso sí, creo que es imposible que España gane las dos elecciones".

Don Pedro Ferrándiz, que de moverse en las altas esferas del deporte mundial sabe un rato, mete el dedo en otra llaga: ¿logrará la nueva candidatura constituir el lobby de influencia necesario para conquistar votantes? "Hay que empezar a moverse ya. Organizar el mayor número de eventos posible, colocar españoles en lo alto de las Federaciones internacionales, traer a España a los miembros del COI tantas veces como podamos, algo que ya hicimos con el Congreso Internacional de marzo, para que vean cuánto queremos unos Juegos. Tenemos que contar también con el apoyo de deportistas, dirigentes y personalidades para conseguir convencerles entre todos", expone Blanco. Y si lo dice el hombre que logró convencer a medio país de aquello del ushiro-nage de Marchena a Raúl, habrá que darle un voto de confianza.

No lo tiene tan claro Eduardo Ayuso, uno de los altos ejecutivos de la anterior candidatura, al que le escaman tantos halagos a un proyecto perdedor como aquel. En sus propias palabras: "Ya basta de decir 'mecachis, que guapo soy". Blanco asegura que él no se ve guapo, pero que tampoco está tan mal: "Está claro que hay cosas en las que se falló, pero la candidatura de Madrid era la mejor, cien mil veces mejor que la de Londres. Hemos aprendido que ganar no es sólo tener el mejor proyecto y, aunque no se haya dicho, si es algo que estamos estudiando para que no nos vuelva a pasar".

Y levanta la mano un alumno del colegio Joyfe. Blanco respira, esperando una pregunta de menor exigencia. Ja. Ya lo dice la sabiduría popular: líbrame de los niños que de los adultos ya me cuido sólo. O algo así. Pone cara de bueno y suelta: "Más impuestos, más obras, más atascos... ¿Qué tienen de bueno los Juegos?". Sonrisa helada, respuesta breve y cierta ("Barcelona mejoró mucho tras el 92") y el chaval que no ve muy claro si va a convencer a su padre en la cena con ese argumento.

Cierra el tema Julián Redondo (La Razón), preocupado por el evidente divorcio entre el PP y los partidos de la oposición en Madrid, que no han acudido a varios actos. El presidente del COE apela a la lógica ("Primará el sentido común y al final irán todos de la mano") y concluye con buena nota la prueba del debate olímpico.

Las discrepancias se acaban cuando el otro gran asunto del día salta a la palestra: el dopaje. A la vista de los últimos acontecimientos, Alejandro Blanco es contundente: "Hay que aprovechar este momento para acabar con ello. Debemos seguir todos la campaña de limpieza que lideró AS y que ahora se está viendo que tenía razón en todo. Existen mil deportistas que han demostrado que se puede ser campeón totalmente limpio y no admitiremos ni una medalla manchada. Nuestra política será de tolerancia cero hacia el dopaje".

Paco Grande (TVE) expone una sensación que muchos comparten: ¿Ha sido España un paraíso del dopaje? Blanco prefiere mirar hacia delante que hacía atrás: "Yo no tengo esa sensación, pero porque lo que conozco es lo mío, el judo, que no ha tenido ningún positivo. Lo que sé es que se ha puesto en marcha una ley que va a ayudar mucho y que, de ahora en adelante, el deporte español va a ser limpio. No se puede andar con ambigüedades y hay que perseguir sin tregua a los culpables".

Y el presidente del COE, que ha sido deportista y no lo olvida, busca responsables más allá del propio dopado: "No basta con sancionar al deportista, que es culpable, pero no el principal culpable. Hay que ir a por el entorno, a por los entrenadores, a por los médicos que les suministran las dosis porque 'todos se ponen' o porque 'es seguro, no te doy nada que yo no tome'. El deportista se juega la salud y el entorno se lleva el dinero. Hay que desenmascararles a todos".

Para concluir, Blanco hace un breve resumen de sus ocho meses en el cargo: "Los cambios más profundos se verán con el tiempo. Vamos adelantados sobre nuestro programa, hemos creado comisiones nuevas y un código ético. Además se ha puesto en marcha la Oficina de Ayuda al Deportista. Ofrecemos a nuestros deportistas la posibilidad de compaginar su carrera deportiva con la preparación para emprender una nueva vida tras la retirada. Les facilitamos estudiar una carrera o módulos para cualquier profesión y, luego, tenemos convenios con empresas para encontrarles trabajo". Y se le ve orgulloso de ayudar a los suyos. Las botas de punta, ya saben.

Y Alejandro Blanco se despide con su sueño: "Sólo le pido a Dios poder convertir el deseo olímpico de Madrid en realidad y acabar con la lacra del dopaje". Casi nada. Pero se le ve tan convencido que te contagia la fe. ¿Será por deportista o por político? Por ambos, intuyo.