Basso despeja dudas y Quique se agarra al podio

Aún quedan las cuatro etapas más duras, pero el Giro parece sentenciado tras la nueva demostración que ayer hizo Ivan Basso, que volvió a ganar en Monte Bondone y aumentó sensiblemente sus diferencias en la general. Ya saca casi cinco minutos y medio (5:24) al segundo clasificado.

Y el segundo sigue siendo el valenciano Quique Gutiérrez, que aguantó otra vez como un campeón en la larga (17,4 km) y dura subida (7,9% de desnivel) que llevaba a la meta y, a su vez, también amplió su ventaja sobre el resto, con la única excepción de Simoni, que le recortó once segundos.

¿Búfalo o rebeco?

Con 1,89 metros y 77 kilos de peso el Búfalo parece transmutarse en rebeco cuando llega una escalada. El podio parece estar en su mano, son casi cuatro minutos (3:53) lo que le saca a Savoldelli y 4:10 a Simoni. Si Quique no revienta en puertos tan duros como el Plan de Corones (hoy) o el Mortirolo (sábado) estará en el cajón de Milán.

Porque, salvo Basso y Simoni, está mucho más fuerte que el resto. Savoldelli, Di Luca, Cunego y compañía se quedaron atascados cuando, a 12 km de la cima, Piepoli dio el primer acelerón preparando el ataque de Simoni. Aún quedó en cabeza un grupo de once corredores, entre los que estaban Belli, David López, Fran Pérez y Sastre, que siguió llevando el ritmo que quería Basso hasta que Piepoli lanzó consecutivamente su segunda y tercera andanadas.

En la última se llevó a rueda a Simoni y lo lanzó como una catapulta. Faltaban 8,5 km y allí se rompió todo. Sólo Basso y Quique Gutiérrez aguantaron, pero cuando atraparon a Simoni, Basso aumentó el ritmo y Quique ya no pudo seguir. Poco más tarde, Basso volvería a hacer otro cambio de ritmo y tampoco Simoni pudo resistir. Los restantes 7 km fueron un paseo triunfal y solitario para el futuro ganador de este Giro.

Hoy se sube el Angliru italiano

Hoy toca etapa épica. Todos dicen que Plan de Corones es más duro que el Angliru, aunque tiene menos desnivel medio 7,5% frente a 9,6%, pero tiene 4 km más (16,9) y sus rampas alcanzan el 24%, un punto más que el Angliru. Especialmente sus cuatro últimos kilómetros son terribles. No están ni asfaltados. La organización ha tenido que cubrirlo con un conglomerado que filtra el agua, pues sería imposible subir si está embarrado. Aún así, habrá muchos ciclistas que tengan que bajarse de la bici. Tendrán que meter un plato de 34 dientes y un piñón de 27 o 29 (de 2,50 a 2,60 metros por pedalada). En el Bondone utilizaron un 39 x 23 o 21.