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Boxeo | Fallecimiento

Un campeón con la mandíbula de cristal

Tenía 71 años. Cuando no había cumplido 22 se proclamó campeón mundial de los pesados ante Archie Moore. Era pupilo de Cus D'Amato. Murió ayer en EE UU.

Vicente Carreño
<b>EN EL GIMNASIO. </b>Floyd Patterson fue entrenador después de colgar los guantes.

Floyd había nacido en Waco, Carolina del Sur (EE UU), el 4 de enero de 1935, pero se trasladó muy pronto a Brooklyn. Fue pandillero y delincuente juvenil, un peligro público. Su padre era estibador y su madre, asistenta y planchadora. Eran once hermanos. Floyd empezó a robar con nueve años. Primero, fruta y algo de comida, y luego, lo que encontraba a mano. Era asiduo de la comisaria del barrio, a la que le habían llevado más de cuarenta veces cuando sólo tenía diez años. El juez se hartó del muchacho y le internó en la Wyltwyck School, un establecimiento para chicos problemáticos. Wyltwyck fue la salvación para Floyd Patterson. Aprendió a leer y a escribir, a expresarse con facilidad, estuvo atendido por trabajadores y psicólogos. Abandonó la escuela a los dos años totalmente cambiado. Volvió a su barrio y descubrió que dos de sus hermanos trabajaban en el gimnasio Gramercy. Allí encontró a otro personaje providencial en su vida: Cus D'Amato. Era un entrenador medio loco, el mismo que muchos años después también convertiría en campeón del mundo a otro delincuente juvenil, Mike Tyson. Cus dormía en el cuarto trastero del gimnasio con un perro como única compañía y siempre decía que le perseguían los gángsters. Con D?Amato se hizo boxeador. El entrenador era un asceta del boxeo. Despreciaba el dinero y llegaba a regalarlo. Cuando Patterson ganó el título mundial al vencer al mítico Archie Moore, Cus se gastó todo lo que le correspondía de la bolsa del campeón y le regaló a su pupilo un cinturón cuajado de piedras preciosas. Cus hizo un gran trabajo con Patterson, que fue un excelente boxeador amateur, medalla de oro en los Juegos de Helsinki (1952). Su irrupción en el profesionalismo fue espectacular: sólo una derrota en sus 36 primeros combates. Floyd era un gran peleador con un talón de Aquiles: su mandíbula. Era de cristal. Lo descubrió Ingemar Johansson, que le derribó siete veces y le arrebató el título. Fue una afrenta, que Floyd pudo borrar en la revancha. Luego llegó Sonny Liston y acabó con el reinado de Patterson. El oso feo, como le llamó Alí, era demasiado fuerte para Patterson. Siguió peleando hasta 1972 y su última batalla la libró con Alí. Floyd tiene un extraño récord: el campeón que más veces ha caído a la lona (20). La maldita mandíbula de cristal.