Vela | Copa del América
Los entresijos del barco
Popa, bañera y proa: los centros de trabajo del Copa del América
Popa: aquí se decide todo
"En la popa viajan los galones", solía decir el navegante francés Eric Tabarly. Y lleva mucha razón. En la popa viajan los cuatro hombres que toman las decisiones: El estratega (1), el caña (2), el táctico (3) y el navegante (4). El primero (1) analiza las condiciones del campo de regatas. En el Desafío, Luis Doreste cumple el rol. El caña o timonel (2) gobierna el barco desde la rueda. Hay especialistas en salidas, ya que tomar ventaja estratégica en el arranque puede desequilibrar la balanza. Maneja dos ruedas, una a estribor y una a babor. Son las estrellas mediáticas de la Copa América: Schuemann, Dickson, Coutts, Conner... En España es Karol Jablonski, pero el español Santi López-Vázquez también cogerá la rueda. A su lado se encuentran los tácticos (3), que recogen información del navegante, la bañera y la proa para decidir el rumbo a seguir. Los trimmers de las velas les informan de los cambios en la intensidad del viento y de los roles. En el Desafío es el neozelandés Cuttler. Por último, el navegante (4) maneja previsiones metereológicas y predicciones de tiempo y distancia. Destaca el catalán Joan Vila, del Alinghi. Es la estructura de popa, la materia gris. Donde más regatas se ganan y se pierden. A veces aparece el invitado, el tripulante 18.
Bañera: la sala de máquinas
En la bañera están las tripas del barco. Las escotas, los molinetes, los pianos... Los trimmers, que pueden ser de foque o génova (6 y 7), de mayor (5) o de spinnaker (13), se encargan del reglaje de las velas en busca de la máxima velocidad. Los dos primeros (6 y 7) se encargan de reglar las velas de proa. En ceñida trabajan en continua comunicación con el caña, tratando de buscar un mayor grado de ceñida (navegando contra el viento) o un mayor grado de velocidad, abriendo el rumbo. El de la mayor (5) maneja la escota ayudado por los coffees (8, 9, 10, 11 y 12). Estos son los gorilas del barco. Se encargan de los molinetes. Craig Monk, una institución entre los coffees de la vela mundial, actualmente en el BMW Oracle, explica el funcionamiento: "Haces unas 12.000 rotaciones por regata, sin parar, durante una hora y media. Se pasa por todas las marchas, como en la Fórmula 1. Tenemos seis y trabajamos con todas dependiendo de la maniobra". Ellos son los superhombres de estas embarcaciones. Cazan las velas con la ayuda de los pianos y deben estar sincronizados, puesto que en cada coffee hay una pareja trabajando (en la imagen). Las velas deben estar perfectamente regladas porque los fallos se suelen pagar muy caros.
Proa: Vigía y funambulista
Si hay una posición de máximo riesgo en el barco, esa es la de proa (16). El proa hace de ojos del caña porque es la persona que canta las distancias en los tensos minutos previos a la salida. Normalmente lo hace en largos (uno equivale a la eslora del barco). Pero el proa es mucho más. Es el hombre que se sube al palo para arreglar averías, desenganchar velas cuando hay roturas y buscar rachas de viento en el horizonte. Y el encargado de montar las maniobras en proa para izar o arriar el spinnaker o hacer un peeling (cambio de vela). Son los funambulistas del barco, hombres que andan por cubierta expuestos a ser barridos por una ola cuando el barco navega a más de 20 nudos. Algo así como toparse con un muro. Los arneses son sus mejores y casi únicos aliados. Su intenso trabajo les hace perder mucho peso. España siempre ha tenido grandísimos proas. En el Desafío la proa es cosa de Javier Arbones, uno de los mejores. Sus aliados son el topo (14), que mete las velas abajo y las aduja (recoge y pliega) con el proa, y el apoyo de proa (15) le ayuda a subir el tangón y arriar el spinnaker. Pura adrenalina.