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Ciclismo | Lieja-Bastoña-Lieja

Valverde conquista uno de los cinco monumentos

Valverde venció en la Lieja-Bastoña-Lieja, la clásica más antigua, la más perseguida por los ciclistas españoles que nunca la ganaron en 91 ediciones. Uno de los cinco grandes monumentos del ciclismo, junto a la Milán-San Remo, París Roubaix, Tour de Flandes y Giro de Lombardía.

<b>EL MÁS FUERTE. </b>Las caras de agotamiento de Bettini, Sinkewitz y Cunego contrastan con la alegría de Alejandro Valverde.
afp

Lo importante no es que ganara, sino cómo ganó. Alejandro Valverde disputó la Lieja-Bastoña-Lieja como si conociera todos los resortes del guión, hasta dónde podían llegar cada uno de sus rivales. Como Indurain, como Armstrong en las grandes etapas de montaña del Tour. Especialmente en el repecho final de Ans, que no es tan duro como el Muro de Huy donde el miércoles ganó la Flecha Valona, pero que fue un kilómetro que se hizo interminable después de 261 km recorridos sin respiro, a 41,2 km/h atravesando doce duras cotas.

Sangre fría.

Al pie de Ans llegaron los doce más fuertes. La crema de los clasicómanos: Bettini, Cunego, Boogerd, Di Luca, Basso, Schleck... y también Perdiguero y Quim Rodríguez (compañero de Valverde que merece capítulo aparte). Valverde lo afrontó a cola del grupo, controlando los movimientos con la sangre fría del que se sabe un puntito más fuerte en ese selecto grupo de supervivientes en cuyas caras no se podía disimular el reflejo de tanto esfuerzo. Valverde no se inmutó cuando atacó Sinkewitz, ni Basso, ni Schleck, ni otra vez Basso.

Esos demarrajes le sirvieron para ir avanzando posiciones. Hasta que a 300 metros lo intentó Sinkewitz. Allí salió Valverde a su rueda y tras él Bettini. El español saltó a 100 metros y todo pareció muy sencillo. El supersónico Bettini no pudo remontarle. Le sacó dos bicicletas y pudo levantar una mano para festejar el triunfo. Dio la impresión de que si le hubieran apretado aún podría haber acelerado un poco más.

Tenemos un crack. Un tipo capaz de ganar en Courchevel a Armstrong, en un sprint a Freire o a toda la cohorte de clasicómanos en dos de las pruebas más importantes del mundo. Y todo ello con 26 años. Mañana precisamente los cumple. ¿Será capaz de ganar el Tour? Está en el camino. Como dice Eusebio Unzué: "La capacidad de sorprender en Valverde es ilimitada".

Y nos nos olvidemos de Joaquín Rodríguez. Impresionante sus últimos 30 km. Primero se escapó solo, poco después con Boogerd. A 5 km les pillaron y el catalán se dedicó a controlar todos los ataques: Kashechkin, Di Luca, Perdiguero, Sinkewitz... Gracias a él Valverde no tuvo que gastar ni un gramo de fuerza de más.

"Eusebio, creo que he hecho algo gordo", dijo Valverde en la meta a su director. "No lo sabes tú bien", le respondió Unzué.