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Ciclismo | Flecha Valona

La flecha fue Valverde

El murciano se exhibió en el Muro de Huy. Samuel acabó segundo.

<b>UN COLOSO. </b>David Etxebarria (a la derecha) lanzó un duro ataque y alcanzó a Astarloa (izquierda). Valverde (centro) arrancó entonces hacia una gran victoria.
afp

No hay final más espectacular que el de la Flecha Valona. Ni más determinante a la hora de señalar a los verdaderos campeones. Los 800 metros finales del Muro de Huy obligan a un esfuerzo colosal. Es un repecho del 12,3% de desnivel, con rampas de hasta el 22%. Para titanes.

Un sprint en el que da tiempo a ver todos los detalles, porque los ciclistas no van a 70 km/h como cuando gana Petacchi. Van a 15, a 20 km/h, bailando sobre la bicicleta, tirando el cuerpo a un lado y a otro para hacer más fuerzas sobre los pedales.

De retorno de un largo túnel, Iban Mayo saltó un pelín antes del último kilómetro y el grupo de unos 50 corredores se estiró. Los más fuertes se pusieron el cuchillo en la boca, prestos a la gran pelea.

Koldo Gil lo intentó al empezar el repecho. Luego, Astarloa. Pero fue a 300 metros cuando David Etxebarria, ese veterano pionero de las clásicas entre los españoles, hizo un esfuerzo sobrehumano que terminó por desparramar el paquete.

Allí se destaparon los gigantes de la carrera: Samuel Sánchez, Kroon, Schleck, Sinkewick, Di Luca y, sobre todos, Valverde. En ese sprint a cámara superlenta se pudo ver la enorme potencia del campeón murciano. Alejandro no dejó resquicio a la duda. Fue la flecha, el más fuerte de todos. Valverde estrenó ayer su cuenta en las grandes clásicas. Eusebio Unzué, su director, cree que es el empujón que necesitaba para convencerse de que también en ellas le aguarda un gran futuro.

Quizás se extrañen que citemos tantos nombres españoles. Pero no es parcial. El protagonismo en esta carrera fue español incluso antes de empezar: 40 ciclistas en la salida, más que nadie, incluido belgas (32).

La escapada del día (km 25) la trabajó José Luis Arrieta, compañero de Mancebo en el Ag2r, junto al francés Finot. Llegaron a tener siete minutos y medio de ventaja en sus 99 km de aventura.

Freire, inmenso.

Llegó entonces un período de ataques en el que se comprobó que ningún equipo quería llevar el peso de la carrera. Freire se dio cuenta y atacó. El Muro de Huy es demasiado duro para él y buscó su oportunidad en un ataque lejano por sorpresa en el que se llevó a un buen socio, el suizo Alexandre Moos.

Faltaban 63 km para meta, pero la estrategia parecía funcionar. Cogieron rápido un minuto de ventaja. Pero a un tricampeón del mundo no se le puede regalar nada. Reaccionó el Liquigas de Di Luca. Seis corredores en persecución, pero Freire volaba y la diferencia no cedía, aumentó hasta 1:20.

En la cota de Hautebisse, a 35 km de meta, atacó Bettini y a partir de ahí empezaron a tirar su equipo, el Quick Step, y el CSC. Con sólo de 20 a 25 segundos de ventaja, Freire llegó a aguantar unos 15 km sin rendirse. Hasta que lo pillaron a 12 km de meta.

Allí empezaron los ataques: Koldo Gil, Kessler, Astarloa, Bettini... Valverde estuvo en todas las respuestas e incluso en algún ataque. Hasta que se llegó al Muro de Huy y a ese final apoteósico: primero, Valverde; segundo, Samuel.