Ciclismo | Enfrentamiento
UCI-Grandes Vueltas, divorcio por correo
Los grandes vueltas han abandonado el ProTour y han pedido la creación de una competición propia, pero la UCI las mantiene en su calendario. Las dos partes no se hablan, sólo intercambian cartas.
La temporada ha arrancado ya en Australia y el día 31 lo hará en Europa con el GP La Marsellesa, pero no se atisba solución al divorcio de las tres grandes vueltas con el ProTour, ni siquiera un acercamiento. Desde finales de octubre ambos bandos discuten únicamente mediante comunicados oficiales, no ha habido ni una reunión, aunque fuera extraoficial, ni siquiera conversaciones telefónicas para acercar posturas.
El siguiente movimiento en la partida también es oficial: las reuniones, ayer y hoy, de los equipos y los organizadores del ProTour en Aigle, sede de la UCI. Los grupos deportivos podrían hoy hacer pública una postura común. Su pretensión es que las tres grandes sigan en el calendario de esta liga ciclista hasta 2008, fecha de caducidad de sus licencias.
Tour de Francia, Giro de Italia y Vuelta a España se opusieron a la creación en 2005 del UCI ProTour. Se mantuvieron dentro de forma provisional, a la espera de una negociación que variará aspectos discrepantes. Principalmente, los derechos de televisión, sobre los que paradójicamente ni siquiera se ha hablado aún, y la obligatoriedad de inscribir en las tres grandes a los 20 equipos ProTour: los ProTeams. Las grandes quieren un número menor para disponer de más invitaciones para equipos locales de menor categoría.
El sucesor.
La llegada de Patrick McQuaid a la presidencia de la UCI (23 de septiembre 2005, Madrid) parecía desbloquear una situación viciada por el enfrentamiento personal entre Hein Verbruggen, anterior presidente, y los organizadores del Tour. Pero parece claro que Verbruggen mantiene aún una gran ascendencia sobre su sucesor.
Las críticas (veladas, pero claras) de Patrice Clerc a la UCI en la presentación del Tour de Francia, en asuntos como el ProTour y el sistema antidopaje, provocaron una reacción tajante de McQuaid, que rompió las negociaciones. Desde entonces la mesa de debate se sustituyó por el buzón de correos (ver el cuadro adjunto de cronología).
Tan absurdo es imaginar un Tour sin Basso, Ullrich o Valverde, como pensar que los patrocinadores que ponen más de seis millones de euros se conformen con ver sus maillots en la Vuelta a Suiza o la de Alemania, pero no en la de Francia. Se podría hacer, pero todos saldrían perdiendo. Sería la muerte del ciclismo. Pero, de momento, nadie mueve un dedo para evitarlo.