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David Davis

"Yo no soy el negro de la Selección"

Nació en Barcelona, pero sus raíces están en Malabo. Fue el primer negro en debutar con la Selección y pide apoyo para la inmigración.

Actualizado a
<b>INDIGNACIÓN</b>. "Es muy triste que la respuesta de Europa en Ceuta y Melilla haya sido elevar más la valla", dijo en respuesta a Víctor.
chema díaz

Cuando debutó con España era el primer negro que jugaba en la Selección, y a una pregunta al respecto contestó que más exótico que usted era Dujsebaev.

Pero no lo dije por cuestión de la raza, sino de la procedencia. Mis orígenes están en Africa, aquí al lado, y los de Talant, en Asia, mucho más lejos. Supongo que es la explicación que encontré más razonable.

¿Se ha sentido distinto por ser negro en un deporte de blancos?

Jamás. Ni de pequeño, que es más habitual, ni ahora. Mis padres son guineanos, pero mis hermanos y yo nacimos en

Barcelona, y siempre estuve muy bien integrado en mi pueblo, en Palautordera.

En el mundo de las letras el negro de un escritor es el que hace el trabajo sucio. ¿Usted es el negro de la Selección?

Ahora somos tres, porque Fis y Rolando, en parte, también son negros. Pero si es por hacer el trabajo sucio, yo no lo soy. Mi labor en el juego es muy vistosa cuando juego de avanzado, porque tanto para bien como para mal es de las actuaciones que se notan. Y si estoy en el extremo, ahí la vida es más relajada. El trabajo duro es el de los laterales y el del pivote; esos sí que reciben leña.

Usted ha dicho que le gustaría ir a Guinea para enseñar balonmano, pero siendo 'bubi' un poco complicado.

En Malabo están mis orígenes y yo aún no lo conozco porque antes no podía ir porque carecía de posibilidades económicas, y ahora que sí tengo dinero me resulta imposible porque mis vacaciones coinciden con la época de lluvia. Respecto a lo de ser bubi, mi etnia de origen, pues sí, ahora no está muy bien tratada por la dominante, la fang. Sé que lo están pasando mal, aunque yo no estoy demasiado enterado para una discusión política.

Pero estará al día de la inmigración africana a Europa, de los problemas de los subsaharianos en Ceuta y Melilla.

Sí, porque mi vicio es leerme todos los periódicos. De verdad, me he sentido muy apenado por la respuesta de Europa a la emigración africana: la única ocurrencia ha sido elevar más la valla. Desde siempre he convivido con la emigración, y de pequeño recuerdo que mi madre, que no es maestra, daba clases de español a unos ghaneses en mi pueblo, y de cómo nosotros, que no teníamos nada, porque somos muy humildes, pues colaborábamos con comida y ropa con aquella gente.

Se juegan la vida, recorren medio Africa a pie y saltan el mar en una patera para tener una vida digna. No se debe olvidar.

¿Se habla en el vestuario del Ciudad Real de este tema?

Sí, claro. En el Ciudad Real, aunque todos los jugadores son unas estrellas, hay muy buen ambiente, y aunque de fuera se pueda pensar que son unos estirados, yo los he encontrado muy sensibles y normales.

¿La vida es diferente en un gran club como el Ciudad Real?

Sí, la organización es tremendamente profesional. Ahora viajo en avión, y no como en los anteriores clubes, que recorría España en autobús. Pero lo que más me ha costado asimilar es el ritmo trepidante, el que impone el jugar dos partidos a la semana, que llegas a casa y al día siguiente estás otra vez con la maleta para ir a no sabes dónde.

Derek Meter, estrella del béisbol en Estados Unidos, recibe amenazas de mujeres negras como él por salir con blancas. ¿Qué le parece?

Es una locura. Mi novia es blanca, de Valladolid, porque jugador que pasa por esa ciudad se acaba casando con una chica de allí, y yo estuve seis temporadas. Lo que creo es que el futuro de la raza humana es el mestizaje. La comunicación ha acortado tanto las distancias que va a ser imposible en el futuro decir los españoles son así, o los franceses, o los ingleses

¿Se ha ganado el puesto en la Selección?

Ahí está Juanín, y él sí que pinta mucho. Yo debuté en la Selección en el Mundial de 2001, y hasta el 2005 no volví. Era mi objetivo. En los Juegos de Barcelona yo estaba de voluntario, y tuve la suerte de ver la final al lado de la pista y de tocar la medalla de oro que tenían Iakimovic y Lavrov, y me dije que tenía que luchar por tener una como esas.