Ciclismo | Campeonatos del Mundo
Somarriba se despide con una plata mundial
Tres días antes de su adiós logró el subcampeonato de contrarreloj
Joane Somarriba se nos marcha. Ayer encontró el momento propicio para decir adiós, desde el podio del Mundial de Madrid, con la medalla de plata de la contrarreloj colgada en el cuello. Ya tiene la colección completa: oro en Hamilton 2003 (Canadá), también en la crono, y la de bronce de Zolder 2002 (Bélgica), ésta en la prueba de fondo.
Somarriba va a dejar en el ciclismo femenino español más huecos que Ruiz Gallardón en las calles de Madrid. Ella ha sido a la vez Vicente Trueba, el pionero, y Miguel Indurain, el campeón que llevó a este deporte a las más altas cimas. Tres victorias en el Tour y dos en el Giro. Sólo le ha faltado una medalla olímpica que se le negó en Atlanta 96, en Sydney 2000 y en Atenas 2004.
Desde la nada, Joane logró que conociéramos que las chicas también pedalean. Fue su pasión desde los ocho años de edad y ya han pasado 25. Por el ciclismo incluso hipotecó su vida. En el invierno de 1991 sufrió una hernia discal y la solución que le dieron los médicos para seguir llevando una vida normal fue fijarle las vértebras, pero, a cambio, tendría que dejar la bici. Ella se la jugó y decidió no operarse. Estuvo más de un mes en silla de ruedas y más de un año con un corsé rígido y una dura rehabilitación.
Y salió. En 1997 dio su segundo paso crucial. Emigró a correr a Italia. Dos años después ganaba su primer Giro, cuando aquí casi nadie sabía que existía tal competición. Su impulso, no obstante, no ha sido tan notorio como sus éxitos merecían. La propia Joane ha tenido problemas estos últimos años para formar equipo en España.
Ayer sólo faltó la medalla de oro. Lo impidió por cinco segundos la suiza Karin Thürig, que revalidó el título del año pasado. Tiene la misma edad que Joane, 33 años, pero sólo lleva cinco compitiendo con la bici. Antes se había dedicado a la equitación y al voleibol. Al ciclismo llegó por medio del duatlón, especialidad en la que ha sido dos veces campeona mundial. Y aún ahora, sigue siendo el triatlón su deporte preferido. Su ilusión es clasificarse el año próximo para el Ironwoman de Hawai, la durísima prueba reina. Con la bici compite poco, pero se prepara a fondo para las contrarreloj mundiales y olímpicas.
Y tercera fue la estadounidense Kristin Armstrong, quien dejó claro que no le une ningún parentesco con Lance y que tuvo también la mala suerte de llamarse Kristin, como la ex mujer del heptavencedor del Tour.