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Golf | USA PGA

Woods pierde la paciencia y también el tren del PGA

Hizo +5 en un mal arranque. Olázabal pierde opciones.

<b>DESCONCIERTO. </b>Tiger Woods perdió la paciencia y se descentró. Su rostro le delata.
afp

Tiger Woods tiene mucho torneo por delante, pero ya no puede fallar más. Sus 75 golpes de ayer (+5), con un solitario birdie, le dejan huérfano de colchón, a merced de los que se han crecido cuando empezaron a jugar sabedores que el intocable había caído, o al menos tropezado. "He perdido la paciencia, pero tengo tiempo de recuperar los errores cometidos", dijo Woods. En el último Masters se colocó a ocho golpes del líder tras la primera jornada y acabó ganando. Así que...

Las dudas de Woods producen un efecto inmediato en sus compañeros de más alcurnia. O se contagian y lo hacen peor o, como ayer, se creen Tin Cup (película de culto para el golfista pro yanqui) y empiezan a pegar golpes increíbles que enloquecen a la gente. Así ocurrió con Mickelson, Love III, incluso con John Daly. Aun así, el puñado de golfistas que le iban restando dos o tres golpes al par de Baltusrol no pasaban de ser los segundones de siempre, menos algún ilustre como el alemán Bernhard Langer.

Como esto no ha hecho nada más que empezar, a Sergio García le vamos a perdonar sus tres putts en el hoyo 8. Iba al par, perfecto, y la dejó a menos de tres metros para birdie. Pateó tan mal que la bola pasó un palmo por la izquierda del hoyo. Los tres putts estaban servidos. Al hoyo siguiente falló otro clara opción, y en el 10 la mandó al bunker desde el centro de la calle. Sergio se hubiera tirado al fango, de rabia, a riesgo de ensuciarse sus fantásticos pantalones blanco nuclear. Al final, terminó el hoyo 18 con + 2, lo que le sitúa en el puesto 60. Lo mismo que Miguel Ángel Jiménez, que terminó con los mismos golpes.

Por su parte, José María Olazábal empezó bien pero acabó nefasto. Cumplió el par desde el 10 al 18 (salió por el 10), pero sumó 41 impactos (+6) en sus nueve últimos hoyos (del 1 al 9). Sin pares 5 y con unos pares 4 duros, americanos y con roughs imposibles, a Olazábal se le atragantó su golf.

Phil Mickelson sale del pozo gracias a su magia con el putt

Phil Mickelson está viviendo una temporada oscura, plagada de sinsabores en los torneos Grandes y con el único consuelo de los importantes cheques que, juegue bien o mal, se embolsa. Al zurdo se le ha visto más en los grandes almacenes promocionando el golf y sus cosas que plantándole cara a Tiger Woods. Le fallaba todo, pero sobre todo el putt, la que fue su mejor arma. Consultó a mil compañeros (Tiger Woods, no, claro) y hasta pensó en cambiarse a diestras para embocar desde dentro del green. Pero al fin, las buenas sensaciones han vuelto y ayer lo volvió a demostrar. Pegó varios patazos de campeonato, y liquidó las dudas. Si consigue acabar bajo par tendrá posibilidades de ganar, porque se va a ir comiendo a los valientes. Ayer eran más de una veintena los golfistas que le devoraban golpes al campo. ¿Cuántos de ellos quedarán el domingo? Tiger, que es un perro viejo, llegará desde atrás para dar cuenta de los fiambres.