El final perfecto

Ciclismo | Tour 2005 - 20ª etapa

El final perfecto

El final perfecto

afp

Armstrong culminó su séptimo Tour con una victoria en la crono

La última crono que disputó Lance Armstrong en su vida fue un buen resumen de lo que ha sido su paso por el Tour de Francia. Ullrich, el único de su enemigos al que al final podemos poner cara, fue segundo, con cierta gallardía, además, y por estrecho margen. Los siguientes puestos se confunden tanto como sus protagonistas, distintos a lo largo de estos siete años, pero, en el fondo, exactamente iguales. Hubo una promesa que se quedó en eso, un rival que no lo era y que rodó por el suelo y también un español, en singular pelea por eso que se denomina puesto de honor y cuya trascendencia la representan mejor que nadie las damas de honor de los concursos de belleza.

Todos esos perseguidores más o menos cercanos creen que la retirada de Armstrong les permitirá ascender un puesto en la general y con eso, básicamente, se dan por satisfechos. Es probable que también esté haciendo esos cálculos Ullrich, aunque no sería mal final para este Joker retirarse al mismo tiempo que Batman, resultaría una despedida muy romántica y le evitaría ser derrotado por un corredor normal. El alemán sumará hoy su séptimo podio en la carrera: una victoria, cinco segundos puestos y, ahora, un tercer lugar. Si lo piensan, eso son siete Tours en las piernas. Sólo Zoetemelk, con seis segundos puestos y una victoria, tiene tantos motivos para deprimirse.

El delfín.

Si Ullrich terminó con la dignidad intacta, el rendimiento en la crono de Ivan Basso, el delfín, fue ligeramente decepcionante, más aún si pensamos que en la salida fue un trueno. En el primer punto de referencia (km 17), el italiano era 17 segundos mejor que Armstrong, un resultado soberbio que nos daba fe de un digno heredero. Sin embargo, los siguientes tiempos de Basso hablan de un asombroso desplome, de un ciclista abrumado por la responsabilidad y muerto de miedo en los descensos. Y a quien le aterra un segundo puesto es fácil que le asalte el pánico ante la victoria total. Valverde lo descubrirá dentro de un año.

Y ya que hablamos de españoles, hay que destacar las magníficas actuaciones de Mancebo y Pereiro. El abulense, noveno en la etapa, finalizará cuarto en la general, su mejor resultado de siempre. El gallego, por su parte, logró mantener a raya a Moreau y conservó el décimo puesto. La diferencia es que uno se puso como objetivo hacer un buen puesto y el otro sólo pensó en eso después de haber ganado una etapa. Por cierto, Pereiro disfrutará del honor de ser nombrado el ciclista más combativo del Tour, un premio sin maillot recompensado con 20.000 euros.

Si las cronos del último día son elecciones que ganan todos los partidos, se puede decir que el único derrotado sin piedad fue el danés Rasmussen, que perdió siete minutos y bien pudo perder la vida o al niño que esperaba, pues también podría ser que se hubiera quedado embarazado en el trayecto. Le ocurrió de todo: pinchó, se comió una rotonda y dio hermosas vueltas de campana. Ya dijimos que es el único escalador que parece tener el sarampión con el jersey de puntos. Resultado: pasó del tercer lugar en la general al séptimo.

La madre de Armstrong, sus hijos y su novia, la bella Sheryl Crow, esperaban en la meta al campeón, que no levantó los brazos al cruzar la línea de meta, y se agradece. También andaba por allí el ex candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos John Kerry (derrotado por George W. Bush), aunque en este caso no está claro si deseaba abrazar a su compatriota o a Ullrich. O a Rasmussen.