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El síndrome de los cuartos de final

Algo pasa y aún no se sabe, pero algo pasa porque es imposible que una y otra vez España (estos eran los Juegos de España, que nadie lo olvide) se quede colgada en el camino. Cuando no es Eloy el que falla un penalti en el Mundial de México, es Nadal el que lo tira al larguero en la Eurocopa de Inglaterra o es el devaluado equipo de Estados Unidos de baloncesto el que hace su mejor partido de los Juegos de Atenas frente a una de las mejores selecciones españolas de siempre. Ahora le ha tocado a la candidatura de Madrid 2012 sufrir el terrible y temido síndrome de los cuartos de final.

Lo relataba perfectamente el vicealcalde Manuel Cobo ya relajado tras la pequeña decepción. "Esto es lo de siempre, arrasamos en la primera fase [32 votos en la segunda votación] y caemos en los cuartos de final en los penaltis después de jugar nuestro mejor partido". Y es que la punzadita de los dos votos de diferencia que evitaron llegar a la final ha rasgado mucho el corazoncito del Madrid olímpico.

Una decepción, eso sí, mucho menor que la indignación que flotaba en el ambiente hacia Alberto de Mónaco a costa de la preguntita de marras del terrorismo. Ya lo había sufrido Felipe González en 1986, cuando la elección de Barcelona, pero no se esperaba aquí un comportamiento semejante de un ya jefe de Estado con un tema tan sensible a nivel mundial.

Análisis, comentarios, preguntas, respuestas… Lo único claro ahora es que se acabó el sueño de Madrid 2012, aunque nacerá revitalizada la ilusión por Madrid 2020 o 2024, ¿quién sabe? Y lo principal es que en esa futura ocasión no haya que volver a decir aquello tan español de jugamos como nunca y perdimos como siempre.