España lava su imagen con el bronce ante Turquía

El rapapolvo de Joan Creus después de perder la semifinal ante Grecia debió escucharse en toda la Villa Mediterránea porque la selección que se colgó la medalla de bronce tras ganar a Turquía no tenía nada que ver con la banda pusilánime que entregó la final a los helenos un día antes. España pasó por encima de los otomanos agarrado a la excepcional muñeca del fino zurdo Germán Gabriel (34 puntos) y del acierto de Rafa Martínez, el base del Ricoh Manresa que se confiesa bético hasta los huesos y lanza triples como los ángeles.

Mario Pesquera asistió serio al evento, molesto como José Luis Sáez por el comportamiento de su equipo en la semifinal. Al menos, lo arreglaron con una actitud excelente desde el primer minuto de juego lo que le permitió tomar ventaja y no dejarla. España tenía una mancha que limpiar.